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jueves, 2 de febrero de 2012

¿Buscar a Dios, es buscar lo mejor?

Aprendiendo a buscar lo mejor


“Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros” (2 Crónicas 15:2)

PASAJE COMPLEMENTARIO 2 Crónicas 15:1-15; Isaías 55:1-11

Un padre encargó un día a su hijo la tarea de retirar una pesada roca que obstaculizaba el paso por el camino, aclarándole que hiciera uso de todas sus fuerzas. El niño hizo varios intentos sin poder moverla ni un centímetro. Finalmente rendido vino a su padre y le declaró su fracaso. El padre le recordó que le había dicho: “Con todas tus fuerzas” y no había hecho uso de ellas, pues nunca se había acercado a su padre a pedir que le ayudara. “Todas”, quería decir las fuerzas del niño sumadas a las de su padre, quien estaría dispuesto a ayudarle.

Así también nosotros, muchas veces experimentamos desánimo y preocupación ante nuestra situación personal o ante el panorama del mundo actual, sin entender del todo que como hijos de Dios contamos por herencia con todo lo que a Dios le pertenece: Su amor, su paz, su poder. Buscar a Dios, estar con Él, constituye la mayor garantía de que Él estará con nosotros, que no nos dejará solos y que nada nos hará falta.

La palabra de Dios constantemente nos invita a buscar a Dios para depositar en Él nuestras necesidades puesto que es el único que tiene autoridad y control sobre todas las situaciones de nuestra vida, dándonos la seguridad de que le encontraremos. El problema viene cuando corremos a otros caminos y tomamos decisiones no correctas, y desde luego viene el momento que no sabemos qué hacer. Pero, si al reconocer nuestra impotencia venimos a Él, Dios viene en nuestra ayuda.

HABLEMOS CON DIOS

“Mi buen Padre, hoy me acerco a ti como hijo, apropiándome del derecho que el Señor Jesús ganó para mí, de estar contigo, disfrutar de tu tierna compañía y recibir tu bendición. Aunque me diste libertad, yo quiero hacer uso de ella para decidir estar contigo siempre y seguir tu dirección. Cada día te buscaré como el ciervo que clama por las corrientes de las aguas. No quiero estar separado de ti, pues como el pámpano separado de la vid, nada podría hacer”.

Lolita Cruz de Chamorro.

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