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jueves, 27 de septiembre de 2012

Hay que dar fruto....!


Limpiados para dar fruto
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:1-2)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Lucas 13:6-9

Un padre podaba un árbol ante la mirada atónita de su hijo. El pequeño no entendía por qué su amoroso padre, quien le insistía acerca del especial cuidado que se debe tener por la naturaleza, tomaba el machete y cortaba con violencia las ramas de la hermosa Ceiba que el abuelo había sembrado años atrás en el jardín. Sin embargo, al pasar el tiempo, el árbol se veía más hermoso que nunca, sus brotes eran verdes, sanos y parecía mucho más fuerte que antes.

Es increíble que situaciones que muchas veces rechazamos y no quisiéramos vivir, sean precisamente las experiencias más formativas para nuestra vida. Cuántas veces, por ejemplo, muchos han menospreciado y se han quejado de su trabajo u oficio durante mucho tiempo, hasta que al fin son librados de ese “tormento” a través de una carta de despido; entonces, se lamentan profundamente, y sólo en ese momento reconocen el valor y la importancia del trabajo, aprenden a no quejarse, a hacer las cosas con amor y a ser agradecidos.

Definitivamente el amor de Dios manifestado en corrección y disciplina es tan necesario como el amor de la ternura o el amor de la instrucción. ¿Qué sería de una planta si el labrador no limpiase sus ramas, no quitase las hojas secas, no retirase la maleza de su alrededor o no sujetase sus ramas para que crezcan derechas? No podría desarrollarse y crecer. Es por eso que el Señor nos compara con plantas de vid, vivaces y trepadoras, con vástagos muy largos, flexibles y bastante fructíferos. Pero estos vástagos continuamente deben ser podados y limpiados, con el fin de promover el crecimiento y así producir mucho fruto. Reconozcamos que algunas áreas de nuestra vida necesitan ser limpiadas, sanadas o restauradas. Permitámosle al Señor hacer esa poda en nuestra vida para ver el fruto que Dios quiere producir en nosotros.

¿Cómo reacciona usted cuando pasa por aquellas disciplinas que Dios le aplica, con el fin de fortalecer su carácter y aumentar su fe?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, entiendo que he sido diseñado para dar fruto, para experimentar bendición en todas las áreas de mi vida, pero también para ser factor de bendición a quienes me rodean, donde quiera que esté. Sé que esto sólo es posible cuando estoy firmemente adherido a ti, y aun en estas circunstancias, muchas veces necesito ser limpiado para dar más fruto. Cumple tu perfecta voluntad en mi vida y no permitas que me aparte de ti.”

Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 25 de septiembre de 2012

El verdadero manantial


Jesús, manantial de vida
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Juan 3:1-5

La invitación que Cristo hace es para todos aquellos que deseen acercarse a Él, la condición es creer que Jesús es la única fuente inagotable de vida. Él es el manantial puro que cualquier sediento anhelaría; recordemos que espiritualmente todos los seres humanos necesitamos ser saciados. Todo nuestro ser requiere del agua viva que nos ofrece Cristo.

Una vida que no toma de esta agua, se seca, se marchita, se muere de sed. Esto significa una vida sin sentido, colmada de amargura, de quebrantos, preocupaciones, son vidas sin fruto. El problema real no es tener sed, sino a donde recurrimos para saciarnos; solo cuando nos acercamos a Cristo, como lo dice Él, creyendo, nuestro interior será saciado de su llenura, de la llenura del Espíritu Santo, y es Él quién se transforma en esos manantiales, ríos inagotables de agua viva; es decir, su acción sanadora nos convierte en personas llenas de amor, de gracia, disfrutando de salud total, armonía y paz interior; estaremos capacitados para amar a otros.

Jesucristo durante su ministerio influyó en sus seguidores, invitándolos a conocer el reino de los cielos; instándoles para que nacieran de nuevo, lo que significaba aceptarle en sus corazones, y que creyeran que Él había sido enviado por el Padre. Con toda seguridad los hombres y mujeres que aceptaron esta invitación comenzaron de inmediato a experimentar la vida abundante, y a disfrutar de los ríos de agua viva. No olvidemos el caso de Nicodemo, la mujer samaritana, los mismos discípulos, y muchos otros. La invitación y el ofrecimiento de Jesús es el mismo hoy en día para usted y para mí; todos los días tenemos libertad de acercarnos al Señor, solo creamos y aceptemos beber del agua de vida.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre bueno, ¡Qué precioso regalo! ¡Qué magnífica promesa! Hoy también dispongo mi corazón para creerte y obedecerte, pues anhelo la maravillosa presencia de tu Espíritu en mi vida, satisfaciendo la sed de mi alma”.

Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 11 de septiembre de 2012

Un Nuevo Dia


El valor de un día
“Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Eclesiastés 3:1-8

Dios nos hizo para triunfar, para vivir una vida de victoria en todo lo que emprendamos y como todo en la vida demanda esfuerzo y diligencia, esto requiere también una formación especial de nuestro carácter, el cual, es el bien más grande que a nuestro Padre celestial le interesa darnos. Para ello nos ha dejado magnificas herramientas y oportunidades. Los hombres y mujeres victoriosas que alcanzan grandes resultados y permanentes frutos, son aquellos que aprecian el valor inestimable de ser formados cada día en las manos de su precioso Alfarero, aman la vida, ven que cada día es el día que el Señor les da para aprovecharlo intensamente y trabajan con gozo; por consiguiente es un hecho que a los que viven de esta manera, la vida les devuelve en la misma proporción.

Cada día que Dios nos da es una de sus tantas bendiciones, por consiguiente, debemos recibir cada amanecer con la alegría y el regocijo del que recibe un tesoro de incalculable valor. Desde que entendí esta verdad aprendí a recibir cada día con gran alegría y agradecimiento a Dios, desde muy temprano, sin importar si haya dormido bien o no, si al acostarme recibí alguna mala noticia o algo ha perturbado mi corazón, en fin cualquier situación. Todas las mañanas al abrir mis ojos, miro hacia la ventana de mi cuarto y recito las palabras del Salmo 118:24 “Este es el día que hizo el Señor, me gozaré y alegraré en él”

Esta dinámica espiritual, levanta mi fe para creer cada día que “si Dios está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Salmo 118:6), “aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;…” (Salmo 23:4).

El hijo de Dios debe vivir convencido que el día de hoy, mañana y todos los siguientes, es un regalo exclusivo del Señor para él. El día le pertenece a usted, y es usted quien puede convertirlo en una maravillosa aventura o en una deplorable desgracia. A lo mejor, como es normal, habrá momentos difíciles, cuando llega alguna adversidad o algo no resulta bien. Más allá de lo que suceda, ese día nos pertenece y tenemos que manejarlo con las herramientas que Dios nos ha dado, es decir, la fe y la oración, lo cual nos permite vivir por encima de las circunstancias.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre eterno, qué bueno es levantar mi corazón a ti y meditar en tus bondades. Enséñame a buscarte en todo tiempo, dando con tu Presencia y tu Palabra, sentido y eternidad a mis días, de tal manera que pueda aprovechar el tiempo para lo verdaderamente trascendental y que me puede llenar de felicidad perdurable: para servirte y adorarte. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Nuestros lazos con Dios.


Estrechando lazos con Dios
“La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.” (Salmo 25:14)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 25:12-14; Juan 15:13-16

La amistad es un valor básico en la vida de todo ser humano y va desarrollándose cada día en la medida que se mantiene sana y sincera. La palabra amigo, no se refiere a un conocido ocasional, sino, a una relación estrecha y de confianza. Así lo vemos en las palabras de Jesús a sus discípulos, las cuales son también para nosotros; “yo no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su Señor, os he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:15).

Nuestra relación con Dios tiene diferentes aspectos: Dios es nuestro Creador, Hacedor, Señor, Maestro, Juez, Redentor, Padre y mucho más; pero la verdad es que hay una faceta maravillosa y poco conocida. Nuestro poderoso Señor y Dios, ¡anhela ser nuestro amigo! Amistad que no necesita de rituales ni ceremonias, simplemente una relación sencilla y cariñosa entre Dios y las personas que ha creado. Sólo desea que nos acerquemos a Él en cualquier momento y en la condición en que estemos.

La amistad con este gran amigo, solo es posible por su gracia, realizada por su Hijo en la cruz. La amistad con Dios se manifiesta en que Él da siempre lo mejor para nosotros y espera siempre lo mejor de nosotros y a pesar de nuestros errores, ingratitud, faltas, etc., sigue siempre cerca. Podemos contar con Él, porque su misericordia y especialmente su amor nunca se agotan.

¿Cómo mantener esta amistad?

1. Acostúmbrese a tener una cita de amor diaria con Él, mediante su tiempo devocional (este es un tiempo que usted aparta cada mañana para hablar con Dios)

2. Desarrolle el hábito de leer y meditar cada día en la Palabra de Dios, pues allí va a encontrar los secretos que Dios quiere que conozca. La amistad con Dios hay que cultivarla, por consiguiente requiere disposición, tiempo y un gran amor. El Señor brinda su amistad a quienes lo honran y a ellos les da a conocer su pacto.

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, gracias por enseñarme a través de esta meditación, sobre ese pacto eterno que hiciste basado en el verdadero amor, y por eso hoy me puedo considerar tu amigo (a). Gracias bendito Padre por darme tanto de ti y estar cercano a mi clamor, Amén.”
Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El trato a los demás.


Aprendiendo a tratar a los demás
“No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza. Honra a las viudas que en verdad lo son” (1 Timoteo 5:1-3)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Timoteo 4 y 5

El apóstol Pablo buscó formar en Timoteo un varón lleno de fe, un verdadero siervo de Dios que no sólo hablara de Él con sus palabras sino también con sus acciones y su ejemplo. Es imposible pretender servirle a Dios si no estamos dispuestos a desarrollar un estilo de vida como el de Jesús. El hijo de Dios, estaba tan lleno de amor que era fácilmente deducible que Dios estaba con Él. Su amor a su Padre no sólo se manifestaba en palabras cuando oraba sino en acciones de obediencia que implicaban tener misericordia y actuar con compasión siempre hacia todo ser humano, en especial hacia los débiles, los enfermos, los desamparados, los menospreciados.

El Doctor Néstor Chamorro, fundador de una gran familia llamada Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia, Centro de Teoterapia Integral en el mundo, enseñó esta gran verdad de la Palabra de Dios “Hay que vivir con la gente, entre la gente y para la gente”. Es que en esto radicó su felicidad y el éxito de su vida. Quienes tuvimos el privilegio de compartir con él, recibimos un ejemplo de vida plena de profundas satisfacciones. Pero sus victorias no estuvieron relacionadas con logros académicos, económicos, con la fama o el poder. Su gran triunfo personal fue el amor. Se sentía verdadero hijo de Dios, y esto lo hacía poseedor de un genuino amor que manifestaba con libertad a cada uno de sus familiares, amigos y discípulos. Es este trato único y especial, cargado de amor comprometido, lo que ha hecho perdurable su recuerdo y vivo su ejemplo en el corazón de cada uno de los miembros de esta gran familia.

Una persona que pretenda servirle a Dios y desarrollar una obra trascendental en el mundo, debe desarrollar sólidos principios basados en el amor genuino a los demás. Nadie que no ame genuinamente a otro podrá influir perdurablemente en él. Toda victoria espiritual, toda obra que trascienda a la eternidad, será motivada y desarrollada a través del amor. Todo hombre y mujer de fe, llenos del Espíritu Santo, tendrán siempre una extraordinaria dosis de amabilidad, dulzura, diligencia, paciencia y compromiso para con todos; entonces estarán influyendo poderosamente en la vida de quienes les rodean, produciendo frutos de sanidad, restauración, liberación, prosperidad y gozo, pero también produciendo la multiplicación de su amor en la vida de otros.

Ahora vemos que el trato adecuado, respetuoso y misericordioso a quienes nos rodean, no es una cuestión de carácter, de formación, o de una actitud. Es una capacitación sobrenatural del Espíritu Santo, que nos lleva más allá de tener unas excelentes relaciones con los demás, a vivir en íntima comunión con Dios, manifestando su amor a través de nuestra vida.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre mío, Tú has sido mi mejor maestro en el amor, pues me has amado y cuidado sin yo merecerlo. Enséñame a amar, a perdonar, a aceptar y a vivir en paz con todos los que me rodean como Tú lo haces conmigo. Moldea y forma mi carácter conforme al tuyo. Hazme tan misericordioso, amoroso, paciente y compasivo como Jesús. Plasma su amor de compromiso y acción en mi corazón. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 4 de septiembre de 2012

Deuda de Amor


Deuda de amor
“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley” (Romanos 13:8)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Romanos 13

Muchas personas se preguntan constantemente acerca de lo que tienen que hacer para que Dios las bendiga y puedan experimentar seguridad y paz. Es necesario entender que no se trata únicamente de “qué hacer” sino mas bien se trata de cómo tengo que “ser”.

Dios está más interesado en lo que lleguemos a ser que en lo que podamos hacer por Él. Es decir, Jesucristo no vino a dejarnos tareas para cumplir, ni un código de normas rígidas, frías y llenas de prohibiciones. Él vino a enseñarnos acerca del amor de su Padre Dios, a través del cual nos hizo sus hijos y amados. Él vino a darnos una vida maravillosa y fructífera, en la que es posible disfrutar de verdadera seguridad, confianza, paz y fe y alcanzar todo lo que nuestro padre Dios nos ha prometido.

¿Entonces, cómo tenemos que “ser”? ¿Cuál es esa vida que debo cultivar? ¿Cuáles son esas marcas que me identifican con mi Padre celestial?

EL AMOR A DIOS, Dios es amor, no hay mayor necesidad para el ser humano que el amor, no hay realización más grande que el amor. Luego, la esencia de nuestra vida es el amor; que en primer lugar debe ser dirigido a Aquel que nos amó primero, el que nos creó, nos salvó, nos cuida, nos sustenta y nos llena de todo bien (1 Juan 4:9-10). Es la respuesta natural de un corazón agradecido. Es el lazo indivisible que nos convierte en verdaderos Hijos y Herederos. Si el hombre no puede amar a Dios, de quien proviene su vida misma y su existencia, ¿podrá amarse a sí mismo o a alguien más?

EL AMOR AL PRÓJIMO Es el vínculo perfecto entre los seres humanos, la base de la paz en toda familia, grupo y sociedad. Hace referencia al respeto, honra, consideración, compromiso, hacia todo ser humano. El esposo a la esposa, el hijo al padre, el Jefe, al subalterno y así sucesivamente, con cada relación humana. Este amor solo es posible cuando nos hemos llenado del perfecto amor de Dios (1 Juan 4 11-12), y nos sentimos tan ricos, tan llenos y saturados de su amor y de su bendición, que nos sabemos deudores de aquellos que aún no lo pueden experimentar. Surge entonces un verdadero compromiso de entregar este maravilloso y restaurador amor a todos los demás.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre Dios, te pido perdón porque hoy entiendo cuánto egoísmo, cuánta ausencia de amor había en mi corazón, cuánta dureza para reconocer todo el bien que me has dado y la salvación que gratuitamente me has otorgado. Hoy reconozco cuán falto(a) de tu amor estaba, que siempre esperaba en los demás, exigiéndoles lo que solo tú me puedes dar. Pidiéndoles amor sin amarlos, esperando en ellos sin poder darles primero un genuino y verdadero amor. Te ruego que me guíes y me llenes con tu Espíritu para vivir conforme a tus verdades y poder estar en paz contigo y con los demás, poder amarte y amarlos. Sólo con tu ayuda lo puedo lograr. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Alabanza y Victoria


Victoria a través de la Alabanza
“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán” Salmo 34:1-2

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 27; Salmo 149

Dios Padre no cambia jamás, aunque muchas situaciones a diario sean duras, aunque el camino sea difícil y lleno de obstáculos, los hijos de Dios estamos llamados a seguir confiando en la grandeza del Señor, y a no desmayar en ningún momento. Su Palabra nos invita para que exaltemos y alabemos el nombre de nuestro Dios, reconociendo su poder en todo tiempo y lugar.

Alabar a Dios en todo tiempo, quiere decir, que no importa el momento, la circunstancia o la crisis personal o familiar por la que estemos atravesando; simplemente debemos desarrollar una alabanza continua y genuina. Cuando lo alabamos aprendemos a confiar y a descansar en el Señor. Cuando son los temores los que se apoderan de nuestro ser, debemos combatirlos alabando, cantando himnos y cánticos espirituales para el Señor. Alabarlo es volver nuestro corazón a Dios, y su misma presencia estará cercana a nuestras vidas.

Es Dios quien nos libra de todos nuestros temores, pues muchas veces creemos estar solos y desamparados, pero jamás es así; el Señor nos prometió su Presencia eterna y de esa manera se cumple en nuestra vida. Ser victoriosos es saber que le pertenecemos a Él y que nada podrá hacernos daño. Debemos practicar más la alabanza para el Señor, la alabanza es una forma de oración que agrada al Señor; Dios como Padre y Señor espera que nosotros sus hijos le alabemos, así cada día comprenderemos más de cerca la grandeza del Señor.

Alabar a Dios en medio de una adversidad nos dará confianza y fortaleza para seguir adelante, pues nos ayuda a comprender que el poder de Dios está a disposición de todos aquellos que deciden descubrir en lo secreto, los tesoros divinos.

HABLEMOS CON DIOS

Señor, hoy te alabo y te bendigo, sé para mi esa roca de refugio porque te necesito, confieso que sólo Tú puedes darme los anhelos de mi corazón, y fortalecerme en medio de cualquier adversidad, Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.