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viernes, 30 de noviembre de 2012

Declaraciones de Poder


«Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora». Mateo 15:28

PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 15:21-28; Marcos 10:46-52

No es fácil pedir algo y menos si a quien le pedimos no lo conocemos lo suficiente. Para esta mujer del relato bíblico, no era tan fácil llevar esta petición a Jesús, pues era la primera vez que iba a tener un encuentro personal con el Salvador; sin embargo, ella estaba decidida a hacerlo, pero lo más hermoso, estaba convencida de lograr lo que pedía. Cuando nos acercamos a Dios, convencidos de que sólo en sus manos encontraremos solución a nuestras necesidades, persistiremos en su búsqueda, hasta cuando nos diga como a la mujer cananea: «Grande es tu fe; hágase contigo como quieres».

Dios quiere que nos presentemos a Él, como lo hizo esta mujer. Ella se acercó firme, segura, convencida, y persistente. Estos son los aspectos que debemos tener en cuenta para que nuestras oraciones muevan la mano de Dios a favor nuestro, o de aquellos por los cuales intercedemos diariamente.

Además, existen anhelos en nuestros corazones, los cuales hemos expresado a Dios, pero; los olvidamos y no persistimos hasta verlos cumplidos porque no vemos la respuesta inmediatamente.

Si hacemos esto, estamos pensando que Dios no se ha interesado en nuestra necesidad, o no nos ha escuchado. Recordemos que Dios es un Padre que quiere formarnos, por eso, algunas de nuestras peticiones no son respondidas de inmediato.

Hoy, como la mujer cananea, podemos activar la fe, para ver el milagro que necesitamos. Cuán importante es recordar en estos momentos, lo que Dios mismo nos da a conocer acerca de su Paternidad: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?». (Lucas 11:13)

Pensemos en este momento que si no hemos visto la respuesta de Dios a nuestra petición, este es un buen día para revisar nuestra actitud y decidir creer y perseverar hasta ver la respuesta de parte del Señor.

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, tu palabra dice que a través de la fe puedo ver hecho realidad lo que quiero. Enséñame a creerte a ti, a creer que eres tan poderoso que no hay cosa que no puedas hacer. Te agradezco por todo lo recibido. Amén”

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Nacimos para triunfar


“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas. Sin faltar una de ellas” (Salmo 139:16)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Isaías 54:2-3; Isaías 49:1-9

Los hijos de Dios estamos llamados a vivir una vida de victoria, y el resultado será que todo lo que emprendamos cada día prosperará. Pero sin duda alguna, esto se aplica a aquellos, cuyas vidas están asociadas con Dios.

Hacer sociedad con Dios es similar a tener un seguro de vida, pero la diferencia es que los dividendos que se obtienen no son para lo terrenal que perece; sino para lo eterno que permanece para siempre.

Indudablemente, que quien goza de esta riqueza espiritual, también lo ve reflejado en lo material como expresa el salmista: “Y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).

Dios es nuestro papá, Él estuvo atento desde el día que fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre, y a partir de ese momento ha sido así cada instante de nuestra vida hasta hoy. En conclusión, podemos afirmar que somos no sólo la maravilla de la creación, sino, el milagro más grandioso de la obra de Dios, es decir, somos especiales porque fuimos hechos a su imagen y semejanza; por esta razón podemos asegurar que hemos nacido para grandes cosas, para triunfar, para ganar y nunca para perder o vivir una vida miserable, desdichada y falta de propósito.

Así nos lo asegura el Señor en su Palabra: “oídme, costas, y escuchad pueblos lejanos, Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria” (Isaías 49:1)

Cuando alguien tiene cuidado de una persona, es porque le ha hecho un seguimiento especial y espera mucho de él, de manera que quien ha estado al tanto de nuestra vida, es nuestro propio Papá Dios. Él nos ve en toda la dimensión de acuerdo al propósito para el cual nos creó y así espera que vivamos. No podemos desfallecer ante ninguna situación, Dios está y estará siempre a nuestro lado.

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, qué maravilloso es saber que Tú conoces cada parte de mi ser a la perfección, pues Tú me formaste; has manifestado tu fidelidad a mi vida, por eso te alabo y te bendigo. Hoy más que nunca declaro que contigo soy más que vencedor. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Una vida sobrenatural


“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. (Juan 14:17)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Efesios 5:18; Isaías 61:1-3

Es necesario hablar del Espíritu Santo, el precioso regalo que recibimos desde el momento en que aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador. Él nos lo dejó para que no estuviéramos solos, para que no nos sintiéramos huérfanos y sobre todo, para que hiciéramos en el poder de su Espíritu cosas mayores a las realizadas por Él.

Fue después de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo, que sus discípulos recibieron el poder del Espíritu Santo para ir a conquistar el mundo. No podemos entonces en tiempos como estos, dedicarnos únicamente al conocimiento teórico del Espíritu Santo: quién es, para qué nos fue dado, qué hace, cuáles son sus manifestaciones, etc. Tenemos que hacer la obra del Espíritu Santo y entonces, entenderemos la sobrenatural vida a la que hemos sido llamados.

¿Qué es entonces la vida sobrenatural? Es la vida que Dios da a través de su Espíritu Santo, es aquella que no tiene límites y que no le es dado al hombre obtener en su propia fuerza. Quiere decir que si usted recibió a Cristo, el Espíritu Santo mora en usted y la verdad enseñada por el Espíritu le brindará un canal amplio y profundo en el que fluye su poder habilitándolo para obras sobrenaturales.

¿Pero cuál es la razón por la que no todos los cristianos viven esta clase de vida? Hacer planes “como yo quiero”, obedecer instrucciones “si quiero”, trabajar “cuando quiera”. Cuando todo está sujeto a “lo que quiero”, resulta imposible la vida en el Espíritu, pues lo que se manifiesta no es el Señorío de Jesucristo a través de nuestra vida, sino el señorío de nuestro propio ego.

Cuando recibimos entonces al Espíritu Santo, recibimos la vida resucitada de Jesús y todo lo que fluye de esa vida. La vida sobrenatural comienza cuando nos dejamos controlar del Espíritu Santo y no cuando queremos controlar al Espíritu Santo (Juan 21:18)

HABLEMOS CON DIOS:

“Amado Padre celestial, cómo deseo en este momento que se manifieste en mí tu poder transformador a través del Espíritu Santo, para tener una vida sobrenatural. Me dispongo a cederte el control de mi vida, el gobierno y señorío de mi existencia pues anhelo que se manifieste en mí la vida de Jesús. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Respuesta permanente a una oración


“Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración, y tu ruego que has hecho en mi presencia, yo he santificado esta casa que tu has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.” (1 Reyes 9:3)
PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Reyes 8:28-30
El rey Salomón siguiendo la instrucción de David su padre, emprende una obra grandiosa: Construir el Templo para Jehová el Dios de Israel. Para dedicar este hermoso lugar Salomón hace una oración tan profunda y al mismo tiempo tan sencilla, llena de sabiduría que conmueve el corazón de Dios.
A modo general, lo que pide Salomón en su oración, es que Dios declare ese templo como un lugar santo, sagrado y que además se vuelva casa permanente de oración, también pide que toda oración que se haga en ese lugar, tenga un aprecio especial de Dios y haya una respuesta efectiva a lo que se pida allí.
La respuesta del Dios de Israel fue contundente y permanente, recordemos:
• Hoy en día es conocido ese lugar como el Muro de las Lamentaciones
• Los que hemos ido a ese lugar a orar, a pedir, hoy podemos dar testimonio de la eficaz respuesta a cada petición
• Millones de peregrinos van anualmente a ese lugar a encontrarse con el Dios de Israel
• Una parte del pueblo de Israel conserva el Muro como el lugar más sagrado y santo
• Muchos han comprendido que este es el lugar que Dios escogió para morar en la tierra y que Él es el único y verdadero Dios (2 Crónicas 7:15-16)
Tenemos en este, un maravilloso y contundente ejemplo de oración contestada. Tomemos aliento para seguir orando, buscando las respuestas de Dios no sólo a nuestras necesidades, sino también a las de toda la humanidad.
HABLEMOS CON DIOS:
“Gracias Señor por hacer del templo de Jerusalén un lugar tan especial para un encuentro inolvidable contigo. Gracias por hacer de mí, a través de Jesucristo, un templo vivo donde Tú habitas permanentemente a través de tu Espíritu Santo. Que tu presencia resplandezca en mí, que yo cumpla la misión para lo cual Tú me escogiste y pueda vivir para honrar tu nombre, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 6 de noviembre de 2012

Una lección de confianza


“Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel” (Josué 5:1)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Josué 3 y 4
Este hermoso pasaje nos relata un episodio que vivió el pueblo de Israel, cuando habiendo terminado ya su peregrinaje por el desierto, se encontraban ahora a las puertas de la conquista de la Tierra Prometida, bajo la dirección de Josué, el sucesor de Moisés. Durante todos esos años, los judíos conocieron de cerca a Dios, le vieron a través de todas sus maravillas y prodigios que hizo ante ellos; Dios les proveyó el sustento diario, bebieron agua de donde ni siquiera lo imaginaban. Pero esta etapa de peregrinaje tenía que quedar atrás, ellos debían cruzar el Jordán y tomar posesión de la tierra que habían heredado. Cruzar el Jordán era aventurarse nuevamente en las manos de Dios Todopoderoso, que nunca les había fallado; pero no cruzarlo era morir en el desierto sin conocer la tierra que fluía leche y miel que les había sido prometida a sus padres.
Una necesidad clara para la supervivencia del pueblo de Israel, era la confianza que debían seguir depositando en Dios, quien no sólo era su proveedor y ayudador. ¡Era su Comandante en Jefe! Así se lo comunicó un ángel del Señor a Josué cuando se le manifestó para darle instrucciones de parte de Dios sobre la toma de la ciudad de Jericó, diciéndole que venía como Príncipe del ejército de Jehová (Josué 5:13-15). Aunque la conquista no era una tarea fácil, no estaban solos, porque Dios había prometido estar con ellos y así se los estaba demostrando. El éxito de sus vidas, de ahí en adelante y como hasta ahora lo habían vivido, dependía de varias cosas: su fe, su confianza, la obediencia, la madurez para enfrentar las diferentes situaciones y la oración; con seguridad iban a encontrar dificultades y obstáculos, pero debían estar convencidos que mientras estuvieran de la mano de Dios, nadie podría hacerles frente.
Hoy nosotros, como los hijos de Israel, podemos estar a punto de cruzar el Jordán, un momento clave y definitivo para nuestra vida, y que nos abrirá paso al cumplimiento de las promesas de Dios. Pero es posible que nuestro corazón esté lleno de temores, dudas e incertidumbre, así que decidamos hoy oír la voz de Dios, que nos dice que el tamaño de los obstáculos no puede impedir que marchemos hacia la victoria. Dios no quiere que nuestro corazón desfallezca ante las adversidades, Él puede hacer que crucemos el Jordán en seco, y de esta manera nos dará las bendiciones y la provisión necesaria para disfrutar de sus maravillosas promesas.
HABLEMOS CON DIOS:
“Señor, hoy pongo delante de Ti mis debilidades, mis dudas, mis obstáculos y descanso confiada en tu Palabra para marchar hacia la victoria; entiendo que tomado de tu mano puedo recuperar las fuerzas y estar firme ante los nuevos desafíos. Gracias por la vida de victoria que puedo disfrutar, Amén.”
Lolita Cruz de Chamorro.