Vistas de página en total

sábado, 22 de diciembre de 2012

Un mensaje de esperanza


«Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta» (Mateo 2:5)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Miqueas 5:2-4; Mateo 2:1-12; Lucas 2:1-20

Es sorprendente... los seres humanos perdemos grandes oportunidades de conocer a Dios y disfrutar su trato de amor y su bendición. Los sabios de la época de Jesús, los estudiosos de las Escrituras y, supuestamente, conocedores de las profecías, estaban presenciando el más extraordinario evento de la historia de la humanidad; la llegada del tan esperado Mesías.

Ante sus ojos se estaba dando cumplimiento a gran cantidad de profecías que durante años habían mantenido la fe y la esperanza del pueblo judío. Sin embargo, no fueron diligentes para indagar y comprobar si ese niño de Belén, que había ocasionado el viaje de unos reyes sabios desde países muy lejanos, nacido en el lugar y en las condiciones anunciadas por las profecías, podría tratarse del Mesías anhelado.

Descartaron de inmediato dicha posibilidad, aunque las evidencias señalaban que la profecía se había cumplido. Perdieron la maravillosa oportunidad de contemplar con sus propios ojos al hijo de Dios y extasiarse en la belleza del Salvador del mundo.

Por el contrario, los magos, hombres sabios y de gran riqueza y poder político, atentos a las señales del cumplimiento de las profecías, entendieron al ver la señal, que el tiempo había llegado. Ellos no podían perder semejante suceso. Superando incomodidades, tiempo y obstáculos, viajaron desde países muy lejanos para contemplar con sus propios ojos el milagro de amor más grande que la humanidad hubiera visto jamás.

¡Que bendición tan grande, contemplar el rostro de Jesús, rendirse delante de Él, entregándole los más preciados tesoros!

HABLEMOS CON DIOS:

“Padre bueno, cuántas gracias yo te doy porque no merecía el regalo de tu amor, pero en Jesucristo, lo puedo tener y disfrutar. Qué grato saber que Tú realizaste este plan de salvación para todos los seres humanos, que no te importó entregar lo mejor de Ti para nuestra salvación. Por eso, que sea yo un instrumento fiel para que tu Espíritu siga tocando los corazones de aquellos que no te conocen. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Una genuina búsqueda de Dios


«Entonces prometieron solemnemente que buscarían a Jehová el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma.» (2 Crónicas 15:12)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Crónicas 15: 1-12; 34:31-33

La genuina búsqueda de Dios implica entrar en comunión con Él, disfrutar de su presencia, su amor y de su misericordia. Grandes hombres de Dios; como Josafat, David, Daniel y otros, ganaron sus batallas espirituales con las armas infalibles: la oración y el ayuno.

El hombre fue diseñado para depender de Dios, su formador. Cuando no lo hace, buscará «algo» o «alguien» a quien aferrarse, que le inspire seguridad y fuerza para vivir.

Fuimos diseñados para tener comunión con Dios, como Padre y dueño de nuestras vidas, nuestra alma nunca encontrará reposo fuera de su Presencia, pues allí, es donde son suplidas nuestras más grandes necesidades.

Dios ya tomó la iniciativa de buscarnos, abrió el camino para que lleguemos a Él, ahora, somos nosotros los que debemos tomar la decisión de buscarlo, independiente de cualquier circunstancia, sabiendo que cuando lo hacemos de todo corazón, Él nos sale al encuentro para hacernos bien.

Comprométase con Dios, y las cosas se darán de una manera extraordinaria. Los beneficios de buscar a Dios son grandes:

* Disfrutaremos de paz y protección en medio de una sociedad convulsionada. (2 Crónicas 15:5-7).

* Cobraremos fortaleza y ánimo. Su búsqueda nos permite estar siempre llenos de entusiasmo. (2 Crónicas 15:8).

* Se «repara el altar de nuestro corazón»; no tendremos ídolos, siempre daremos a Él, el primer lugar. (2 Crónicas 15:8).

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, hoy entiendo que necesito de Ti, que cada día debo buscarte como preferente asunto de mi alegría. Llévame a convertirme en una persona que utilice las armas que hicieron tan especiales a aquellos hombres de la Biblia. Te pido que la oración y el ayuno sean en mí vivir, las herramientas a través de las cuales veo tu gloria y tu poder. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.
Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 4 de diciembre de 2012

Perfectos en unidad


“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan 17:20-21)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 133

Es claro que la única manera en que los creyentes de todas las épocas serían guardados y la obra del Señor preservada, era a través de la unidad. Que todos fuéramos uno: Todos, unánimes, juntos, en armonía. Pero este proceso sólo puede darse por el Espíritu Santo, y para entenderlo, hay un procedimiento correcto dentro de la pedagogía de Dios:

Primero, la comunión de cada uno de los miembros de la iglesia de Cristo, con Dios, es lo que conocemos como Unidad vertical. Cada uno conectado con Dios, permaneciendo en Él, levantándose por encima de su naturaleza humana y viviendo a plenitud su naturaleza divina, manifestada en amor y servicio. Cada uno, no dependiendo de la opinión de otros, que halagan o critican, pero tampoco cayendo en la trampa del ego. Más bien, cada uno consumiéndose en el altar de Dios, dejando que la escoria se queme, y dejando salir ese oro resplandeciente y puro, que no es otra cosa que el carácter de Cristo o el fruto del Espíritu Santo, el cual me permito recordar: Amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza. Este es el fruto, que enriquece, hermosea y hace totalmente completa y benéfica nuestra vida, de tal manera que podamos lograr todo lo que nos propongamos, en el nombre del Señor.

Cultivar esta comunión, es dejarse conquistar por el Señor, para ir a conquistar su familia y su entorno para Dios.

El segundo paso del proceso, es la comunión con el cónyuge (esposa o esposo) con quien se restablece la relación de interdependencia, complementariedad e intimidad. Luego viene la comunión con los hijos, quienes también reciben la acción del Espíritu Santo, haciendo que sus corazones se vuelvan a sus padres en amor, honra y respeto. Pero también actúa en los padres para dar ternura, instrucción y disciplina a sus hijos. Por último, viene la comunión con otras personas, con otras familias.

Es entonces cuando se vive la santa unción expresada en el Salmo 133, la cual trae bendición y vida eterna.

HABLEMOS CON DIOS:

“Padre bueno, dame el poder de tu Santo Espíritu para cultivar mi comunión contigo, con mi familia y con los que me rodean. Así el mundo creerá en Ti y nuestra sociedad tendrá una esperanza verdadera de restauración y paz”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Nuestra segura victoria


“El rey se alegra en tu poder, oh Jehová; Y en tu salvación !cómo se goza!” (Salmos 21:1)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 21:1-13

Ninguna persona en sus fuerzas, con sus medios podrá lograr la felicidad, más el hombre que coloca su confianza en Dios, alcanza su bendición, la que enriquece y no añade tristeza con ella. El mejor ejemplo lo encontramos en el rey David, quien confió su vida a Dios.

Sin duda alguna, la alegría que se percibe en este cántico de David, es la manifestación de la respuesta a su clamor, pues aunque siempre tuvo que enfrentar enemigos y peligros, nunca perdió su fe, y nunca dejó de encomendarle su vida a Dios.

Siempre tuvo por seguro que su Dios era quien lo defendía, y le daba las victorias. Cuando la Palabra de Dios dice que “era David conforme al corazón de Dios”, está resaltando justamente esa complacencia del Padre con su hijo. David no era un hombre perfecto, pero sí tenía en su ser interior la actitud y disposición de agradar a Dios en todo, y por más duras y fuertes que eran sus luchas, nunca dejó de buscarlo, todo se lo consultaba, y nunca salía a enfrentar las batallas sin asegurarse de que Dios estaba con él. Además, sabía darle el reconocimiento a Dios y siempre cultivó un corazón agradecido.

El Salmo 21, es un canto de alegría por las victorias obtenidas. Es el reconocimiento de un pasado y un presente que han sido guardados por la mano soberana de un Dios de bondad, y la proyección hacia un futuro libre de todo temor e incertidumbre.

Cada día debemos celebrar el poder de nuestro Dios, que nos salvó y reconocer que Él es el único que nos garantiza las victorias duraderas y verdaderas. Todos podemos declarar por medio de Cristo: “Antes, en todas las cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

Cultivemos la actitud agradecida de este valiente rey, su disposición para agradar a Dios, y así también nosotros seremos correspondidos con su respaldo, cuidado y bendición.

HABLEMOS CON DIOS:

“Padre Celestial, me acerco a Ti para suplicarte que cada día me sustentes. Reconozco que sólo tu amor y tu poder me llevan a la segura victoria en todas las áreas de mi vida. Permíteme celebrar cada día que Tú estás conmigo, Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Declaraciones de Poder


«Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora». Mateo 15:28

PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 15:21-28; Marcos 10:46-52

No es fácil pedir algo y menos si a quien le pedimos no lo conocemos lo suficiente. Para esta mujer del relato bíblico, no era tan fácil llevar esta petición a Jesús, pues era la primera vez que iba a tener un encuentro personal con el Salvador; sin embargo, ella estaba decidida a hacerlo, pero lo más hermoso, estaba convencida de lograr lo que pedía. Cuando nos acercamos a Dios, convencidos de que sólo en sus manos encontraremos solución a nuestras necesidades, persistiremos en su búsqueda, hasta cuando nos diga como a la mujer cananea: «Grande es tu fe; hágase contigo como quieres».

Dios quiere que nos presentemos a Él, como lo hizo esta mujer. Ella se acercó firme, segura, convencida, y persistente. Estos son los aspectos que debemos tener en cuenta para que nuestras oraciones muevan la mano de Dios a favor nuestro, o de aquellos por los cuales intercedemos diariamente.

Además, existen anhelos en nuestros corazones, los cuales hemos expresado a Dios, pero; los olvidamos y no persistimos hasta verlos cumplidos porque no vemos la respuesta inmediatamente.

Si hacemos esto, estamos pensando que Dios no se ha interesado en nuestra necesidad, o no nos ha escuchado. Recordemos que Dios es un Padre que quiere formarnos, por eso, algunas de nuestras peticiones no son respondidas de inmediato.

Hoy, como la mujer cananea, podemos activar la fe, para ver el milagro que necesitamos. Cuán importante es recordar en estos momentos, lo que Dios mismo nos da a conocer acerca de su Paternidad: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?». (Lucas 11:13)

Pensemos en este momento que si no hemos visto la respuesta de Dios a nuestra petición, este es un buen día para revisar nuestra actitud y decidir creer y perseverar hasta ver la respuesta de parte del Señor.

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, tu palabra dice que a través de la fe puedo ver hecho realidad lo que quiero. Enséñame a creerte a ti, a creer que eres tan poderoso que no hay cosa que no puedas hacer. Te agradezco por todo lo recibido. Amén”

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Nacimos para triunfar


“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas. Sin faltar una de ellas” (Salmo 139:16)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Isaías 54:2-3; Isaías 49:1-9

Los hijos de Dios estamos llamados a vivir una vida de victoria, y el resultado será que todo lo que emprendamos cada día prosperará. Pero sin duda alguna, esto se aplica a aquellos, cuyas vidas están asociadas con Dios.

Hacer sociedad con Dios es similar a tener un seguro de vida, pero la diferencia es que los dividendos que se obtienen no son para lo terrenal que perece; sino para lo eterno que permanece para siempre.

Indudablemente, que quien goza de esta riqueza espiritual, también lo ve reflejado en lo material como expresa el salmista: “Y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).

Dios es nuestro papá, Él estuvo atento desde el día que fuimos concebidos en el vientre de nuestra madre, y a partir de ese momento ha sido así cada instante de nuestra vida hasta hoy. En conclusión, podemos afirmar que somos no sólo la maravilla de la creación, sino, el milagro más grandioso de la obra de Dios, es decir, somos especiales porque fuimos hechos a su imagen y semejanza; por esta razón podemos asegurar que hemos nacido para grandes cosas, para triunfar, para ganar y nunca para perder o vivir una vida miserable, desdichada y falta de propósito.

Así nos lo asegura el Señor en su Palabra: “oídme, costas, y escuchad pueblos lejanos, Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria” (Isaías 49:1)

Cuando alguien tiene cuidado de una persona, es porque le ha hecho un seguimiento especial y espera mucho de él, de manera que quien ha estado al tanto de nuestra vida, es nuestro propio Papá Dios. Él nos ve en toda la dimensión de acuerdo al propósito para el cual nos creó y así espera que vivamos. No podemos desfallecer ante ninguna situación, Dios está y estará siempre a nuestro lado.

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, qué maravilloso es saber que Tú conoces cada parte de mi ser a la perfección, pues Tú me formaste; has manifestado tu fidelidad a mi vida, por eso te alabo y te bendigo. Hoy más que nunca declaro que contigo soy más que vencedor. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Una vida sobrenatural


“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. (Juan 14:17)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Efesios 5:18; Isaías 61:1-3

Es necesario hablar del Espíritu Santo, el precioso regalo que recibimos desde el momento en que aceptamos a Jesucristo como Señor y Salvador. Él nos lo dejó para que no estuviéramos solos, para que no nos sintiéramos huérfanos y sobre todo, para que hiciéramos en el poder de su Espíritu cosas mayores a las realizadas por Él.

Fue después de la muerte y resurrección del Señor Jesucristo, que sus discípulos recibieron el poder del Espíritu Santo para ir a conquistar el mundo. No podemos entonces en tiempos como estos, dedicarnos únicamente al conocimiento teórico del Espíritu Santo: quién es, para qué nos fue dado, qué hace, cuáles son sus manifestaciones, etc. Tenemos que hacer la obra del Espíritu Santo y entonces, entenderemos la sobrenatural vida a la que hemos sido llamados.

¿Qué es entonces la vida sobrenatural? Es la vida que Dios da a través de su Espíritu Santo, es aquella que no tiene límites y que no le es dado al hombre obtener en su propia fuerza. Quiere decir que si usted recibió a Cristo, el Espíritu Santo mora en usted y la verdad enseñada por el Espíritu le brindará un canal amplio y profundo en el que fluye su poder habilitándolo para obras sobrenaturales.

¿Pero cuál es la razón por la que no todos los cristianos viven esta clase de vida? Hacer planes “como yo quiero”, obedecer instrucciones “si quiero”, trabajar “cuando quiera”. Cuando todo está sujeto a “lo que quiero”, resulta imposible la vida en el Espíritu, pues lo que se manifiesta no es el Señorío de Jesucristo a través de nuestra vida, sino el señorío de nuestro propio ego.

Cuando recibimos entonces al Espíritu Santo, recibimos la vida resucitada de Jesús y todo lo que fluye de esa vida. La vida sobrenatural comienza cuando nos dejamos controlar del Espíritu Santo y no cuando queremos controlar al Espíritu Santo (Juan 21:18)

HABLEMOS CON DIOS:

“Amado Padre celestial, cómo deseo en este momento que se manifieste en mí tu poder transformador a través del Espíritu Santo, para tener una vida sobrenatural. Me dispongo a cederte el control de mi vida, el gobierno y señorío de mi existencia pues anhelo que se manifieste en mí la vida de Jesús. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Respuesta permanente a una oración


“Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración, y tu ruego que has hecho en mi presencia, yo he santificado esta casa que tu has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.” (1 Reyes 9:3)
PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Reyes 8:28-30
El rey Salomón siguiendo la instrucción de David su padre, emprende una obra grandiosa: Construir el Templo para Jehová el Dios de Israel. Para dedicar este hermoso lugar Salomón hace una oración tan profunda y al mismo tiempo tan sencilla, llena de sabiduría que conmueve el corazón de Dios.
A modo general, lo que pide Salomón en su oración, es que Dios declare ese templo como un lugar santo, sagrado y que además se vuelva casa permanente de oración, también pide que toda oración que se haga en ese lugar, tenga un aprecio especial de Dios y haya una respuesta efectiva a lo que se pida allí.
La respuesta del Dios de Israel fue contundente y permanente, recordemos:
• Hoy en día es conocido ese lugar como el Muro de las Lamentaciones
• Los que hemos ido a ese lugar a orar, a pedir, hoy podemos dar testimonio de la eficaz respuesta a cada petición
• Millones de peregrinos van anualmente a ese lugar a encontrarse con el Dios de Israel
• Una parte del pueblo de Israel conserva el Muro como el lugar más sagrado y santo
• Muchos han comprendido que este es el lugar que Dios escogió para morar en la tierra y que Él es el único y verdadero Dios (2 Crónicas 7:15-16)
Tenemos en este, un maravilloso y contundente ejemplo de oración contestada. Tomemos aliento para seguir orando, buscando las respuestas de Dios no sólo a nuestras necesidades, sino también a las de toda la humanidad.
HABLEMOS CON DIOS:
“Gracias Señor por hacer del templo de Jerusalén un lugar tan especial para un encuentro inolvidable contigo. Gracias por hacer de mí, a través de Jesucristo, un templo vivo donde Tú habitas permanentemente a través de tu Espíritu Santo. Que tu presencia resplandezca en mí, que yo cumpla la misión para lo cual Tú me escogiste y pueda vivir para honrar tu nombre, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 6 de noviembre de 2012

Una lección de confianza


“Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel” (Josué 5:1)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Josué 3 y 4
Este hermoso pasaje nos relata un episodio que vivió el pueblo de Israel, cuando habiendo terminado ya su peregrinaje por el desierto, se encontraban ahora a las puertas de la conquista de la Tierra Prometida, bajo la dirección de Josué, el sucesor de Moisés. Durante todos esos años, los judíos conocieron de cerca a Dios, le vieron a través de todas sus maravillas y prodigios que hizo ante ellos; Dios les proveyó el sustento diario, bebieron agua de donde ni siquiera lo imaginaban. Pero esta etapa de peregrinaje tenía que quedar atrás, ellos debían cruzar el Jordán y tomar posesión de la tierra que habían heredado. Cruzar el Jordán era aventurarse nuevamente en las manos de Dios Todopoderoso, que nunca les había fallado; pero no cruzarlo era morir en el desierto sin conocer la tierra que fluía leche y miel que les había sido prometida a sus padres.
Una necesidad clara para la supervivencia del pueblo de Israel, era la confianza que debían seguir depositando en Dios, quien no sólo era su proveedor y ayudador. ¡Era su Comandante en Jefe! Así se lo comunicó un ángel del Señor a Josué cuando se le manifestó para darle instrucciones de parte de Dios sobre la toma de la ciudad de Jericó, diciéndole que venía como Príncipe del ejército de Jehová (Josué 5:13-15). Aunque la conquista no era una tarea fácil, no estaban solos, porque Dios había prometido estar con ellos y así se los estaba demostrando. El éxito de sus vidas, de ahí en adelante y como hasta ahora lo habían vivido, dependía de varias cosas: su fe, su confianza, la obediencia, la madurez para enfrentar las diferentes situaciones y la oración; con seguridad iban a encontrar dificultades y obstáculos, pero debían estar convencidos que mientras estuvieran de la mano de Dios, nadie podría hacerles frente.
Hoy nosotros, como los hijos de Israel, podemos estar a punto de cruzar el Jordán, un momento clave y definitivo para nuestra vida, y que nos abrirá paso al cumplimiento de las promesas de Dios. Pero es posible que nuestro corazón esté lleno de temores, dudas e incertidumbre, así que decidamos hoy oír la voz de Dios, que nos dice que el tamaño de los obstáculos no puede impedir que marchemos hacia la victoria. Dios no quiere que nuestro corazón desfallezca ante las adversidades, Él puede hacer que crucemos el Jordán en seco, y de esta manera nos dará las bendiciones y la provisión necesaria para disfrutar de sus maravillosas promesas.
HABLEMOS CON DIOS:
“Señor, hoy pongo delante de Ti mis debilidades, mis dudas, mis obstáculos y descanso confiada en tu Palabra para marchar hacia la victoria; entiendo que tomado de tu mano puedo recuperar las fuerzas y estar firme ante los nuevos desafíos. Gracias por la vida de victoria que puedo disfrutar, Amén.”
Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 30 de octubre de 2012

Lo maravilloso de la Alabanza


“Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche” (Salmo 92:1-2)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 96

Alabar es manifestar gratitud a alguien que le concede favores o le hace algún bien, también es elogiar la grandeza o poderío. Es decir la alabanza expresa un lenguaje maravilloso y único, manifestado a alguien que es digno. En el caso nuestro estamos hablando de alabar al único que es merecedor, y que no hay otro en los cielos y en la tierra: esto es nuestro Dios.

Los hijos de Dios tenemos muy claro, que ser agradecidos y fieles a nuestro Creador, es parte imprescindible de nuestro caminar diario con el Señor. Son innumerables los motivos que nos llevan a exaltar la bondad de nuestro Padre para con nosotros. La gratitud debe estar siempre en nuestros labios. Nunca será suficiente lo que le tributemos a Dios, pues bien lo dice el Salmo 148:13 “Alaben el nombre de Jehová, porque solo su nombre es enaltecido, su gloria es sobre tierra y cielos” y el 149:14 “Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien”.  

Si estamos convencidos que Dios es grande, no podemos callar, pues no solamente se lo decimos a Él, sino también a otros, a los que conocemos, a nuestra familia y donde que vamos, porque todos, absolutamente todos somos deudores de las grandezas de su poder.

Tenemos que dar gracias a Dios siempre, no solo en los tiempos de bonanza, sino también en los percances, pruebas y dificultades que nunca faltan. ”Sea el nombre de Jehová bendito” fueron las palabras de Job cuando vivió tanto sufrimiento, al punto de perderlo todo. ¿Cómo reaccionaría usted ante una situación como ésta?

Sólo el hijo que confía y obedece de la manera como lo hizo Job, toma la actitud de alabar y adorar a Dios en medio del dolor. Cuando tengamos la suficiente fe para dirigirnos al Señor de esta manera, es cuando veremos que nada ni nadie podrá detener su mano para tomarnos y sacarnos aún de las más terribles calamidades de la vida. Así es como actúa Dios en la vida de los suyos.

Cuando se levante y se mire en el espejo, déle gracias a Dios y alábelo por estar con vida, salud, tener un techo, alimento, trabajo… en fin, tenemos tanto que podemos decir como el salmista: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras…” (Salmo 139:14)

Recordemos que la alabanza deleita el espíritu, el alma y el cuerpo, quita el problema de nuestra vista y nos permite colocar nuestra atención en el amor, la fidelidad y el poder de nuestro omnipotente Dios. Mientras el Señor nos permita tener el regalo precioso de la vida ¡Alábele todos los días, a cada momento y en toda circunstancia!

HABLEMOS CON DIOS

“Te alabo y te bendigo Señor, no puedo dejar de alabarte, porque eres maravilloso, cada mañana me sorprendes con tus detalles de amor y fidelidad. Te alabo y te bendigo, y así lo haré todos los días de mi vida, Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 29 de octubre de 2012

Buscando los planes de Dios


“Examíname, oh Dios y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Jeremías 29:11; Proverbios 16:3; Isaías 55: 8-9

La Biblia plantea que Dios es un Dios de orden, y que todo lo que hace tiene un propósito de amor y bendición; Él no improvisa con ninguno de sus hijos, y para cada uno tiene planes que incluyen una vida con sentido y felicidad, pues ninguno de nosotros fue creado al azar. Cuando se trata de conocer los planes de Dios para nuestra vida, es importante nuestra disposición incondicional para hacer su voluntad, así viviremos bendecidos en todo lo que emprendamos. Lamentablemente, muchos no tienen en cuenta a Dios en sus planes y otros, quizá peor aún, conociendo su amor y sabiduría, no someten sus decisiones a Dios, no elaboran sus planes en oración, y muchos menos, piden su consejo con la disposición plena de hacer su voluntad.

Dios está esperando que como el rey David, expongamos nuestros pensamientos, sentimientos, decisiones, planes, sueños y metas ante Él; que encomendemos nuestros caminos en sus manos, para que nos guíe a feliz puerto, para que en todo seamos prosperados, para advertirnos de peligros, para prepararnos para las pruebas, para darnos la seguridad y fortaleza que necesitamos para enfrentar con victoria todas las situaciones de la vida. Ahora bien, es necesario recordar que los planes de Dios Padre están muy por encima de los nuestros y que su propósito es hacernos felices y darnos todo aquello que hemos anhelado y aún, mucho más, en el momento justo, en el tiempo preciso, donde todo es bendición para nuestra vida.

Esta determinación de colocar la vida y las decisiones en manos del Señor, y la disposición de obedecerlo en todo, nos guardará del peor obstáculo que podemos tener y del peor enemigo para el cumplimiento de los planes de Dios en nuestra vida: Nuestro propio corazón. Dios conoce hasta las intenciones de nuestros pensamientos y sabe que nuestro corazón es impredecible y que nos puede engañar. Por eso, reiterativamente nos invita: “Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26).

También el rey David nos da ejemplo cuando permite que el Señor examine el estado de su corazón, y reconoce su debilidad y su tendencia al mal, comprendiendo que la única manera de ser guardado es dejar que Dios lo guíe paso a paso. Esta es la tarea del Espíritu Santo, y por eso nuestra vida debe ser rendida momento a momento a su soberanía. Pero el más conmovedor y maravilloso ejemplo es el mismo Señor Jesucristo, quien sometió plenamente su voluntad a la de su Padre, por amor, en una constante oración, en una vivencia permanente: “Hágase tu voluntad y no la mía”.

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, hoy entiendo que conoces muy bien mi corazón, por eso sabes lo que necesito verdaderamente; guíame según tus pensamientos y enséñame a conducirme fielmente por tus caminos. Gracias por escucharme, Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 18 de octubre de 2012

Una vida con sentido y felicidad


“…Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10b)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Juan 10:27-29; Lucas 19:2-10

Este fue el mensaje que un día escuchó una mujer quien a pesar de sus notables éxitos profesionales, se veía afligida por una sensación de vacío e insatisfacción. Esta amiga mía, era calificada como muchas otras de “buena persona”, es decir, de aquellas que conocemos como bondadosa, de buen carácter moral, de integridad y buenas costumbres. Sin embargo, no sentía gozo alguno, no manifestaba realización, ni tenía seguridad de poder alcanzar la felicidad, así que se preguntaba: ¿Y de qué sirve todo esto, si por dentro soy otra persona muy distinta a la que pretendo reflejar?

Un buen día la invité a una de las reuniones que junto con mi esposo, realizábamos con profesionales, a los cuales les enseñábamos a conocer a Dios y la vida con sentido y felicidad que Él ofrece. El mensaje basado en la verdad de Dios, era sencillo pero convincente, aseguraba que una persona puede ser feliz, tener paz y realización sólo permitiéndole a Jesucristo que entre a su vida, para ser su Señor y Salvador.

Esto ha sido real a través de la historia de la humanidad y sigue siendo real hoy, para todos aquellos que decidan aceptar esta verdad. En tanto mi amiga escuchaba el mensaje, yo pedía en mi corazón al Espíritu Santo que tocara esa vida. Esa noche entregó su vida al Señor y más tarde, ella expresaba que desde ese momento, todas las cosas que le abrumaban quedaron atrás, y que un gozo inexplicable se apoderó de ella haciéndole experimentar la verdadera felicidad.

Esta es una clara demostración del poder del Señor para transformar una vida frustrada en una nueva vida con sentido y llena de felicidad. Querido lector, los mismos extraordinarios resultados suceden hoy; pues no cabe la menor duda de que Jesucristo sigue afectando con su toque milagroso los corazones de los necesitados hoy en día, porque Él ha venido a buscar y salvar lo que se ha perdido. Sólo tenemos que ser sensibles a su amor y decidir lanzarnos en sus brazos y para esto debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

-Comprender que es necesario aceptar el ofrecimiento que Jesús nos hace de entrar a nuestra vida para siempre

-Luego de invitarlo a morar a nuestro corazón es necesario entregarle el control de todo nuestro ser

-Aceptar que Jesucristo manejará nuestra vida de tal manera que en nosotros se manifieste su carácter amoroso y comprometido

-Estar dispuestos a oír su voz para seguirlo, de la misma manera como la ovejita lo hace con su pastor

-Avanzar seguros y firmes no desfalleciendo ni volviendo atrás, con la confianza puesta en su promesa de que nada nos podrá separar ya de su amor.

HABLEMOS CON DIOS

“Dios eterno, ¿Cómo olvidarme de la obra de amor y salvación que hiciste en mí? Le has dado valor a mi vida. Me has enseñado a vivir con intensidad y felicidad, con sentido y realización. Enséñame a rendirme cada día y momento a momento a tu voluntad, para que tu vida se manifieste permanentemente en mí y a través de mí, en todos los que me rodean. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 15 de octubre de 2012

Conociendo a Dios


“¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía” (Job 42:3)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Job 42:1-6; Jeremías 9:23-24; Efesios 3:14-21

Con estas palabras, Job reconocía que había sido un error en su vida contentarse con un conocimiento superficial de Dios. Siendo Él nuestro Creador, Diseñador, Sustentador, Salvador y Padre, la vida del hombre no puede permanecer separada de Él por mucho tiempo sin experimentar caos, vacío, dolor y muerte. Ahora, cuando sus recursos se habían consumido, cuando su fortaleza se había ido, cuando ya no le quedaba nada, cuando incluso su fe tambaleaba, Job reconocía su debilidad espiritual, y lamentaba no haber invertido su vida en conocer mucho más profundamente a Dios, su amor, su poder, su misericordia, su perfecta voluntad. Ahora que comprendía quién era Dios, su Padre amoroso pero firme, el Omnipotente que sustentaba el Universo, el Todopoderoso que tenía bajo su control todas las cosas, estaba dispuesto no sólo a escuchar y a oír, sino a ser enseñado.

Cuando oímos, tan sólo recibimos una información que fácilmente podemos olvidar; pero cuando conocemos, podemos ver con nuestros ojos. Cuando conocemos a Dios no sólo enriquecemos nuestra vida espiritual, sino que vemos su poder en todo lo que hacemos, en nuestros pensamientos, acciones y sentimientos. Todo cambia notoriamente, dando con esto evidencia de la obra de Dios en nuestra vida; nuestra mente se hace lúcida, nuestros sentimientos se estabilizan, nuestra voluntad se hace firme y aún nuestro aspecto físico cambia. Esto es lo que llamamos experimentar salud integral.

Decida conocer a Dios para que pueda verlo actuando de manera clara y palpable en su vida, transformando su corazón, trayendo bendición a su entorno, como sucedió con la vida de Job. Para lograr este objetivo, tenga en cuenta los siguientes aspectos:

-Escuche la voz de Dios todos los días, leyendo y estudiando su Palabra como modo de vida

-Medite en lo aprendido, guardando las enseñanzas en su corazón y aún memorizándolas para nunca olvidarlas

-Ponga en práctica de inmediato todo lo que Dios le enseña, asumiéndola como su verdad y principio rector de su vida

-Persevere en la obediencia a los principios y mandatos divinos hasta que vea todas las promesas cumplidas en su vida

-Enseñe estas verdades a otras personas, dando testimonio de la fidelidad de nuestro Padre Dios para con todos aquellos que le aman y guardan su Palabra

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, hoy entiendo que desde siempre te has manifestado al mundo de infinitas maneras, te has dado a conocer. En este momento de mi vida decido acercarme a Ti para expresarte mi gran necesidad de conocerte, de experimentar tu amor, de rendirte mi voluntad, para que seas Tú quien me dirijas. Te pido que me ayudes a perseverar en esta decisión, y que no me contente con escuchar de Ti, sino que siempre anhele conocerte a Ti. Anhelo verte con mis ojos. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 8 de octubre de 2012

No hay nada difícil para Dios


“¡Oh Señor Jehová! He aquí que Tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti” (Jeremías 32:17)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Jeremías 32; Salmo 91; Isaías 3:10

Cuán maravilloso es saber que nuestra seguridad está en el Dios de los imposibles y que Él vive en nuestro corazón. Cómo nos llena de consuelo y esperanza entender que “nada es imposible para Él”. Pero para disfrutar en todo momento y situación de este poder, es necesario vivir continuamente atento a sus consejos justos e instrucciones sabias, entregar nuestra vida para que Él la dirija, nuestros caminos para que Él nos guíe.

Esto fue lo que hizo el profeta Jeremías quien pronunció esta hermosa declaración de fe, en un momento muy crítico de la historia de su pueblo, cuando estaban a punto de ser invadidos por un pueblo mucho más fuerte y numeroso, y todos los habitantes se encontraban atemorizados, la economía había caído de manera catastrófica y en medio de estas circunstancias, Dios ordena a Jeremías adquirir un terreno. Jeremías obedece al instante dirigiendo una oración en la que ratifica su confianza en la sabiduría, en la justicia y en el inmenso poder de su Padre Dios.

La respuesta de Dios fue sin medida “He aquí yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? Y luego la promesa: “Heredades comprarán por dinero… porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová” (vers. 44). Cuánta seguridad darían estas palabras al corazón del profeta. Ya no importaban las circunstancias críticas que lo rodeaban, él sabía que no estaba solo. A su lado estaba Uno más grande y más fuerte que cualquier problema o dificultad.

A lo mejor hoy usted puede estar atravesando por alguna necesidad, un dolor o un peligro. Recuerde que la oración es el arma más poderosa que tenemos los hijos de Dios, la mayor fuente de poder y fortaleza y el mejor recurso para hacer que lo imposible se haga realidad. Hoy usted y yo tenemos la oportunidad de ver señales, prodigios y milagros realizados por la mano de nuestro buen Dios. Sólo necesitamos vivir con la seguridad que le pertenecemos, que somos sus hijos, asegurándonos que cada pensamiento, acto y decisión que tomemos, busque agradarlo y bendecirlo. Entonces viviremos con la confianza que Él irá delante de nosotros como poderoso gigante, allanando montañas, desbaratando cerrojos, abriendo caminos de bendición para nosotros.

Si hoy decidimos habitar al abrigo del Altísimo, entonces experimentaremos la sombra del Omnipotente. Si hoy decidimos poner al Señor por nuestra esperanza, al Altísimo por nuestra habitación, no nos sobrevendrá mal, ni plaga tocará nuestra morada. Él enviará ángeles delante de nosotros para que nos guarden, para que nuestro pie no tropiece en piedra.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre bendito, hoy reconozco que no hay ningún problema o dificultad que sea más grande que Tú. No importa lo que pase a mi alrededor, debajo de tus alas siempre estaré seguro Por eso te digo como el salmista: Tú eres mi esperanza, mi castillo, el Dios en quien confiaré, el Dios que me responde, el Dios que me libera de la angustia, por tanto te alabaré y te glorificaré toda mi vida. Amén”.

Lolita Cuz de Chamorro.

viernes, 5 de octubre de 2012

De rodillas ante Dios (parte 1)


“Hijitos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso” (2 Crónicas 29:11)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 66:13-20: Marcos 9:2-29

Así como el ejercicio físico mantiene en buenas condiciones el estado de nuestro cuerpo, así la oración mantiene nuestra vida espiritual sana, dinámica y vigorosa. Es necesario aprender a cultivar una vida rica de oración y de estudio de la Biblia, como elementos esenciales para mantener y disfrutar de los beneficios de la vida cristiana en forma permanente.

Jesucristo con su propia vida nos hace conscientes de la importancia de una búsqueda incesante de la presencia del Padre a través de la oración, como nuestra más grande necesidad y como el real propósito para el cual Dios nos ha escogido. En múltiples ocasiones, las Sagradas Escrituras nos relatan aquellos sublimes tiempos tan definitivos en la vida del Hijo de Dios. Era habitual por ejemplo, que el Señor se levantara de madrugada, y aún muy oscuro, se apartara solo a un monte para orar. También lo vemos buscando el legítimo descanso espiritual y físico, luego de una extenuante jornada de trabajo y cuando todo el mundo procuraba retirarse a su casa para reposar, no en el sueño corporal sino en la soledad con su Padre. Podía pasar noches enteras orando, tomando fuerzas, aliento y dirección. Nunca estuvo cansado como para no orar. Sabía que el éxito de su ministerio dependía de buscar a su Padre en oración.

Antes de tomar decisiones trascendentales como la de elegir quienes le acompañarían en su ministerio y continuarían su labor, también pasó mucho tiempo en oración. Antes de ir con la gente para sanarles, liberarles y enseñarles, Él se suplía de la fuente inagotable de poder sobrenatural a través de la oración, como en el evento de la transfiguración, donde toda la gloria del Padre se hace manifiesta en su rostro y hasta en sus vestiduras.

Inmediatamente baja al valle y encuentra a un joven que necesita ser liberado de un espíritu que lo atormentaba de la manera más terrible y a quienes sus propios discípulos no habían podido ayudar. Con una palabra llena de poder de lo alto, Jesús libera a este joven de su espantosa atadura. Ha pensado qué trascendentales eventos sucedieron después de cada oración y qué habría sucedido si Jesús no hubiera recibido dirección de su Padre a través de la oración. ¿Consulta usted a Dios todos los días y antes de tomar cualquier decisión? Si Jesús, el Hijo de Dios con todo su poder, necesitaba orar, ¡cuánto más nosotros con todas nuestras debilidades y necesidades!

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Dios, gracias por recordarme que mi prioridad es estar delante de Ti, que es en tu Presencia donde Tu Espíritu me fortalece, me enseña y guía para vivir cada día como digno hijo tuyo, trascendiendo a la eternidad”.

Lolita Cruz de Chamorro.

miércoles, 3 de octubre de 2012

El Perdon


El secreto para sanar
"Hombre, tus pecados te son perdonados” (Lucas 5:21)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Lucas 5:17-26; 1 Juan 1:8-9

Hoy les invito a que nos detengamos un momento y meditemos sobre la necesidad y la trascendencia del perdón, este bálsamo refrescante que sana, suaviza y cicatriza toda herida, por profunda que esta sea.

En la Palabra de Dios, encontramos admirables promesas y verdades que nos dan luz sobre el camino a seguir, cuando a causa de un corazón dolido, hemos acumulado un sinnúmero de sentimientos negativos que menguan nuestra vida, restan nuestras fuerzas y nos debilitan frente a los desafíos, haciéndonos perder el sentido y propósito de nuestra existencia.

Me refiero a la amargura, el odio, el resentimiento, la profunda tristeza, la decepción, la frustración, el deseo de venganza, y muchos otros, causados por errores que otros han cometido contra nosotros.

El origen de la palabra usada en el idioma hebreo para referirse al “perdón” en el pasaje citado inicialmente, “salach”, significa también “absolver a alguien”, “liberar” a alguien de la carga de su ofensa, y hace referencia exclusivamente a una prerrogativa divina. El contexto del pasaje nos relata algo extraordinario y sublime. El perdón otorgado por Jesús, a este hombre paralítico que en un acto de fe, había sido bajado a través del techo por sus familiares y amigos, siguió un sobrenatural suceso. El amor divino liberaba su espíritu, quitaba de su alma la culpa y al ser liberado de la carga de su pecado, su cuerpo al instante experimentó una sanidad total, al punto que sus piernas recibieron fuerza, pudo levantarse de su postración y glorificar al Dios cuyo amor le había salvado.

El perdón sana, trae prosperidad, reduce riesgos de salud, alegra el Espíritu, nos ayuda a superar nuestras carencias, nos ayuda a ver posibilidades que el mundo nos ofrece, nos hace vivir en paz y armonía.

Este es justamente el efecto del perdón. Lamentablemente, muchas personas siguen aferradas a la ofensa, negando el perdón, y por tanto, toda posibilidad de producir libertad y sanidad no sólo a quienes cometieron la ofensa o el error, sino a ellas mismas, pues también la amargura es una cárcel que produce dolorosas condenas.

¿Desea usted experimentar la verdadera libertad?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, hoy entiendo que el perdón es el método que has escogido para sanar mi corazón y aunque sea difícil para mí, no lo es para tu Santo Espíritu, quien me llena de poder sobrenatural para dejar atrás toda ofensa que otros han causado a mi vida, y experimentar tu maravillosa libertad”

martes, 2 de octubre de 2012

La reconciliación con Dios.


El incomparable regalo de la Reconciliación
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Corintios 5:17; Jueces 6:1-16

Cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, recibimos el maravilloso regalo del perdón. Nacemos de nuevo, a una vida espiritual que antes no teníamos. Ya no somos guiados por nuestros propios impulsos sino por el Espíritu de Dios. Tenemos ahora la capacidad de hacer lo bueno y agradable a los ojos de Dios y vivir cosechando sus bendiciones. Esto nos lleva a la sin igual experiencia de la reconciliación.

En primer lugar, nos reconciliamos con Dios: Al limpiar nuestros pecados, podemos acercarnos a su Santidad, podemos disfrutar de su Presencia. Ya no nos sentimos extraños ni hostiles. Ya no necesitamos estar a la defensiva con Dios. Ahora, sentimos deseos de acercarnos a Él y descubrir nuestro corazón en su Presencia, abandonarnos en sus brazos y disponiéndonos para atender a sus Palabras y para seguir sus instrucciones y enseñanzas.

En segundo lugar, nos reconciliamos con nosotros mismos. Ya no nos vemos a través de nuestros propios ojos, ya no a través de nuestro pasado ni de nuestros fracasos. Ahora nos vemos como nuevas criaturas, sanadas y limpiadas, restauradas y renovadas. Con un espíritu nuevo y vivo, conectado al Espíritu de Dios, recibiendo de Él el impacto de su amor, su poder y su perdón. Ahora somos capaces de agradar a Dios con nuestros pensamientos y acciones, con nuestra vida misma. Aprendemos a vivir de manera distinta, no mirando atrás, no quedándonos en el pasado, en la culpa ni en la condenación. Sencillamente, aprendemos a vernos como Dios nos ve: Amados, perdonados, con naturaleza divina, con unción y con autoridad para extender su reino.

Pero, hay algo más. La reconciliación es un milagro de amor, de paz y de perdón que ocurre en nuestros corazones pero que no se puede detener allí. Tiene que fluir, tiene que contagiar a otros, tiene que tocar otras vidas, sanarlas también, restaurarlas y así ir produciendo verdaderos Agentes de Cambio, personas que van a empezar a sembrar amor en lugar de odio, perdón en lugar de rencor, misericordia en lugar de venganza. Así como el odio y la venganza es como una bola de nieve que va creciendo y destruyendo todo a su paso, arrastrando muchas veces a inocentes que no tuvieron nada que ver con la ofensa o el error; así el amor y el perdón van desarmando corazones, sanando espíritus y devolviendo la paz y la prosperidad a los individuos, a las familias y a comunidades enteras.

¿Está usted disfrutando la reconciliación?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor Jesús, necesito que tomes el trono de mi vida para que pueda experimentar la reconciliación, la cual me permite disfrutar plenamente de mi nueva condición de hijo de Dios, disfrutando del poder que vence el pecado y la muerte, y convirtiéndome en instrumento útil en tus manos para la reconciliación del mundo. Sólo cuando experimento su perdón sanador y tu amor restaurador, puedo perdonarme a mí mismo, verme en mi nuevo potencial para hacer lo bueno y llevar a otros a vivir esta misma maravillosa condición de paz. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 1 de octubre de 2012

La honra


Honra a los Padres
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Marcos 1:11; Isaías 43:1, Proverbios 20:20

Estamos ante un mandato del Padre a todos los hijos del mundo, para que sean felices, para que sean prosperados en todo, para que vivan muchos días buenos. Lamentablemente estamos presenciando uno de los sucesos más dolorosos de todos los tiempos, y es el hecho de ver morir la juventud. Violencia, suicidios, accidentes, maltratos, abusos, drogadicción, y muchas otras amenazas intentan todos los días destruir lo más valioso que puede tener una sociedad: su futuro representado en sus jóvenes y niños. Esto tiene una causa espiritual muy clara y advertida por el Señor desde hace miles de años: El hijo que no honra al padre, sino que le causa dolor y tristeza, que no lo respeta, que no lo tiene en cuenta, que habla mal de él… se le apagará su luz como en oscuridad tenebrosa.

Con tristeza tenemos que reconocer que hemos levantado una generación que no honra a sus padres. No hemos enseñado a los niños y jóvenes de esta generación, a tratar con respeto a sus mayores, a estimar las “canas” y a acatar el consejo sabio del anciano. Sin embargo, este mandato del Señor busca justamente proteger la familia, guardar la vida de los jóvenes. Si les enseñamos este principio, que es la voluntad de Dios, si fortalecemos la familia a partir de la honra a los padres, podremos recuperar la bendición y la unidad al interior de se vivencia de la honra a los padres como un mandamiento con promesa de bendición sobre la vida de los hijos.

Una de las cosas que más cuesta en la vida es perdonar, especialmente si se trata de aquellos que amamos intensamente, y de quienes esperamos siempre lo mejor. El Salmo 55:12-14, describe muy bien esta situación de la siguiente forma: “Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar; que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios”

Si el daño causado por un amigo genera tanto dolor, ¿cuánto más puede generar dolor el daño causado por nuestros padres? Cuando quien nos afrenta es nuestro progenitor, sin duda alguna se va a dificultar mucho la honra, aunque sea un parámetro establecido por Dios. Personalmente, he conocido a muchas personas que teniendo este tipo de dificultad con sus progenitores, han logrado superarlas al tener un encuentro de amor con Dios como Papá.

Precisamente una de las bendiciones más grandes que hemos recibido del Señor, es el regalo de la Teoterapia de Dios Padre, que nos permite relacionarnos con Dios como el Padre amoroso, tierno y perdonador que no tuvimos; sanando todas las heridas de nuestro corazón. Es a través del trato de Dios a nuestra vida que podemos perdonar y aprender a amar a nuestros padres y establecer una mejor relación con ellos como hijos.

Es necesario entonces, acercarnos al autor de la reconciliación, Jesucristo, quien hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres.

HABLEMOS CON DIOS

“Señor te doy gracias en este día porque solo Tú puedes darme a conocer el verdadero amor del Padre. Hoy te ruego que sanes en mi alma y en mi corazón las heridas causadas por los errores de mis progenitores; te pido que me enseñes a honrarlos y amarlos. Hoy me entrego en tus manos para comenzar la más excelente relación de hijo a Padre, y que así mismo me guíes en una excelente relación con mis padres terrenales. Te doy gracias, Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.