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viernes, 30 de marzo de 2012

Floreciendo y dando frutos

Diseñados para florecer y dar frutos


“Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano. Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano” Oseas 4:5-7

PASAJE COMPLEMENTARIO: Isaías 43:15-21; 44:1-4; Juan 4:10-14

En este hermoso pasaje, Dios compara nuestra vida con la del ser más benéfico de la creación: el árbol. Si tenemos presente esta comparación, entonces entenderemos que Dios es para nosotros ese rocío que refresca, vivifica y reverdece cada mañana nuestra vida, de tal forma que esta tiene que reunir las siguientes características:

-Poderosas raíces que lo sustentan firmemente: Habla de un carácter firme, seguro y radical pues se sustenta en Dios y en sus principios eternos

-Ramas que crecen y se extienden extraordinariamente: Habla de una vida próspera que se enriquece dando a los demás

-Gloria como la del olivo (por el aceite valioso que dan sus frutos y porque ha venido a ser emblema de prosperidad, belleza, fuerza, paz y bendición divina): Fortaleza, belleza, prosperidad y una dulce paz interior

-Perfume como el Líbano (Tierra muy fértil de magníficos bosques): Influencia benéfica que se esparce por todas partes y alcanza a todas las personas

-Sombra que descansa y alienta: Presencia que acompaña y apoya, alienta y consuela

-Frutos que vivifican al hambriento: Conoce profundamente y transmite la Palabra de Dios

-Flores que alegran el corazón: Es notoria en su vida la Verdadera Belleza

-Olor que deleita el alma: Lleva siempre el olor de Cristo a donde va. Muchos hombres y mujeres han anhelado esa vida sobrenatural pero han rechazado todos los esfuerzos de Dios para relacionarse con ellos de manera íntima y personal. Cuando cada uno de nosotros comprende que el que nos sustenta es el Señor, dándonos poderosas raíces sobre las cuales apoyarnos y afirmarnos, entonces entenderemos que nuestra única responsabilidad consiste en permanecer allí donde somos sustentados y vivificados.

HABLEMOS CON DIOS

Mi Señor, hoy te rindo mi corazón, te ruego que lo riegues y sustentes con los ríos de agua de vida que brotan de tu Santo Espíritu. Mi espíritu y mi alma necesitan ser vivificados por tu amor, para que pueda dar benéficos y maravillosos frutos que alegren tu corazón y el de todos aquellos que has puesto alrededor de mí. Amén.

Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 29 de marzo de 2012

EL PERDON

La dicha del perdón


“JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, Oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado” (Salmo 130:3)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Colosenses 1:13-23

Sentirse perdonado y perdonar son dos cosas que nos permiten experimentar una nueva dimensión de felicidad en nuestras vidas, caracterizada por la libertad, la tranquilidad y la paz que vienen como consecuencia de la reconciliación y la restauración de nuestros vínculos con Dios, con nosotros mismos y con los demás.

El perdón y la reconciliación son parte de la obra fundamental que el Hijo de Dios vino a hacer en la tierra; la reconciliación y el perdón tienen que ver con el amor inmaculado de parte de Dios Padre hacia la humanidad. Todo aquél que advierte este regalo eterno, también experimentará una vida de libertad y una nueva capacidad para amar, de tal manera que busque siempre el bien de los demás.

Todos los seres humanos necesitamos de la experiencia del perdón, pues este viene a ser en los momentos de soledad y de crisis, el refrigerio que el alma necesita. El verdadero perdón y reconciliación se evidencia en disfrutar plenamente de este maravilloso regalo, viviendo libres, gozosos, y dando amor y perdón a nuestros semejantes.

En este día le invito para que tome la sabia decisión de reconciliarse con el Autor de la vida, nuestro Padre Dios; al estilo de Jesucristo le invito para que levante sus ojos al Padre celestial y comience aceptando el perdón que Él le ofrece. Créame que el reconciliarse con Él le traerá los mejores resultados en su cuerpo, en su alma y en su espíritu.

Si ya se reconcilió con Dios, ahora está preparado para reconciliarse consigo mismo, y será tan maravilloso esto, que se sentirá libre del temor; tendrá libertad para levantarse a ser y hacer, todo lo que Dios ha preparado para su vida. Ahora sí, podrá reconciliarse con su prójimo, estableciendo unas nuevas relaciones basadas en el amor, la justicia y la bondad.

Acérquese a Dios con libertad y déjese conquistar por el Autor del amor y la reconciliación. Vuelva a sus brazos amorosos ¡No tema más!

HABLEMOS CON DIOS

“Padre amado, cuánta sabiduría y cuánto poder colocas a mi alcance. Ahora creo que a través de la oración, los corazones, los problemas, las dificultades, las naciones, caen ante ti. Dame un corazón obediente y manso para ir a reconciliarme con mi prójimo y que nada me detenga hasta ver que fruto de la unidad y el amor, Tú derramas tu ilimitado poder sobre mi vida y mi entorno. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

miércoles, 28 de marzo de 2012

TU ERES SEÑOR, LA FUENTE VERDADERA DEL AMOR

La fuente del amor


“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:12-13)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Efesios 3: 14-21

Sin duda el amor es lo más bello y hermoso que podemos experimentar en la vida. Es el ingrediente que hace a las personas cantar, sonreír, sonrojarse, sanar si están enfermas, tener más ganas de vivir, sobretodo, vivir con esperanza. El amor es lo que ha inspirado a miles de artistas, cantantes, pintores, escritores y poetas. El amor nos atrae tan poderosamente que muchos no comen ni duermen por pensar en un amor, otros pierden la ilusión de vivir si llegan a perder un amor, y muchos más darían cualquier cosa, lo que le pidieran, por un poquito de amor. Otros, por el contrario, hacen enormes sacrificios, grandes hazañas y actos heroicos por amor. Pero, estas son sólo algunas facetas y manifestaciones del amor. Entonces, usted se preguntará ¿Qué es el verdadero y completo amor? ¿Dónde encontrarlo?

Para tener una idea de lo que es el amor, recordemos la enseñanza que al respecto dio el mismo Señor Jesús a sus discípulos, a través de la conmovedora historia de un habitante de Samaria, que encontrando a un hombre malherido en el camino, se detiene y decide asumir su desgracia como una responsabilidad personal. Le toma, limpia sus heridas, le monta en su caballo, lo lleva a una posada, lo asiste hasta que se encuentra mejor. Como tiene que partir, lo encarga al dueño de la posada asumiendo absolutamente todos los gastos y le pide encarecidamente que lo cuide hasta su regreso. Al terminar, todos escucharon su voz: “Ve, y haz tú lo mismo”.

Eso es amor. No es un sentimiento. No una emoción. Es Dios mismo, actuando en nuestra vida y dándose a través de nosotros, a los demás. Esto quiere decir que la naturaleza del amor es espiritual y es transmitida por Dios a nuestro espíritu. El amor es como ese viento apacible que nos acaricia suavemente sanando nuestro interior y sirviendo de catalizador para liberar y movilizar todos los recursos y potencialidades interiores adormecidas. Si se quiere vivir una vida extasiada del amor divino, se hace absolutamente necesario, primero, comprender que este es el amor con el cual Dios nos ha amado a través de su hijo Jesucristo.

HABLEMOS CON DIOS

“Gracias Padre por tu infinito amor, verdadero y nutritivo, sin el cual no puedo vivir. Ese amor da significado a mi existencia, da razón a lo que hago y es la esencia de lo que soy. Que la presencia del Espíritu Santo reinando y controlando mi ser, desarrolle en mí el amor de Cristo. Así seré útil para llevar bendición al mundo. Amén”

lunes, 26 de marzo de 2012

Alabad a Dios en todo tiempo...!

La alabanza, el idioma de la fé


“Cantad a Jehová cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado y su santo brazo. Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista de las naciones ha descubierto su justicia. Se ha acordado de su misericordia y de su vedad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios” (Salmo 98:1-3)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 95:1-11

La Biblia es muy rica en expresiones de alabanza, que manifiestan confianza en Dios, y agradecimiento por la victoria; el rey David sabía mucho de este tema, pues escribió la gran mayoría de los salmos contenidos en la Biblia, como verdaderos ejemplos de lo que puede brotar de un corazón que está plenamente agradecido para con Dios y que se conmueve ante su amor.

La alabanza es el idioma de la fe, que da como resultado la victoria; por eso, cuando aprendemos a alabar a Dios todos los días, nos hacemos más que vencedores. Además, Dios ha manifestado que Él mora en medio de la alabanza de su pueblo, pues como Padre, se agrada y se conmueve ante el reconocimiento y la honra de sus hijos.

Si nos encontramos enfermos abatidos o desalentados, empecemos ahora mismo a alabar al Señor, expresando sus promesas de sanidad y liberación, y comenzaremos a experimentar que mientras alabamos a Dios viene la sanidad, la fortaleza, el gozo, el avivamiento espiritual, es decir que, el corazón será confortado y animado, y Dios convertirá el lamento en baile y la tristeza en alegría. De esta manera logramos estar en sintonía con nuestro Dios, trayendo a nuestra vida lo que Él ya ha preparado para cada uno de nosotros. Esto nos permite tener esperanza, al confesar con nuestros labios lo que ya hemos creído en el corazón.

Le invito a hacer de la alabanza a partir de hoy, su estilo de vida.

HABLEMOS CON DIOS

“Oh Señor, qué bueno es alabarte y exaltarte, cantar salmos a tu nombre, me regocijo en tu amor y en tus bendiciones; Padre bendito enséñame el secreto de la alabanza, quiero publicar tus hechos de bondad, reconocer que todo lo que tengo te lo debo a ti: la vida, la familia, el trabajo, los bienes materiales, el ministerio. Hoy te canto desde lo profundo de mi corazón, te exalto y te bendigo, Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 23 de marzo de 2012

La verdadera prueba

Preparados para la prueba


“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de Él” (Eclesiastés 7:14)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Santiago 4:7-16

Ningún ser humano es inmune al padecimiento o a la prueba, pues esta es la manera como cada uno de nosotros es formado en el carácter santo, fervoroso, tenaz, fiel y perseverante de Cristo. Sin embargo, este aprendizaje se da cuando reaccionamos adecuadamente frente a la adversidad. Para esto, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

-Reconocer que detrás de cada obstáculo, de cada situación aparentemente difícil, vamos a encontrar siempre una puerta abierta, de tal modo que ese aparente final que vislumbrábamos, no era más que una curva en el camino; que no debimos desesperarnos, pues siempre, la peor situación de nuestra vida contiene las semillas de las cosas grandes y excelentes que anhelamos.

-Siempre tengamos presente que las pruebas fortalecen el carácter de Cristo en nuestra vida, y que si, cultivamos una permanente comunión con Dios y su palabra, estaremos plenamente capacitados para enfrentar las diversas pruebas con gozo, confiados en la victoria, con la absoluta seguridad de que ya Él, ha vencido al mundo

-Pidamos al Señor paz y fortaleza para esperar con fe y paciencia, de la manera como hace el labrador con su precioso fruto, siendo entretanto sustentados por las inquebrantables promesas de su compasión y misericordia

-Contrarrestar el sufrimiento con la oración. Ella nos traerá de parte del Señor, la respuesta precisa a cada necesidad: Si enfermedad, entonces nos traerá salud; si angustia, paz; si culpa, perdón; si discordia, reconciliación.

Poner esto en práctica me ha permitido adquirir fortaleza en los tiempos de angustia, hasta ver cumplidos sus planes de bien y de paz para conmigo. ¿Usted también anhela evidenciar la paz de Dios en medio de la tormenta? Le invito a orar.

HABLEMOS CON DIOS

Señor ¡Qué hermoso es encontrarme con promesas como éstas, que me llevan a fortalecerme en mi fe!; hoy creo que en medio de cualquier tormenta veré salir el arco iris de tu bendición. Solo tu poder me alienta, gracias Señor. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Tu eres Señor nuestro verdadero Padre....!

Conociendo a Nuestro Padre Celestial


“Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré y tú me enseñarás. De oídas te había oído; Más ahora mis ojos te ven” (Job 42:1-5)

PASAJES COMPLEMENTARIO: Job 38 y 42

A lo largo de toda mi vida y habiendo tenido múltiples desafíos, retos, enseñanzas y realizaciones, puedo decirles con toda seguridad que la experiencia más grata, la más emocionante, la más sublime, es conocer a Dios. Ahora bien, este conocimiento sólo es posible por la infinita misericordia de Dios, quien se nos revela y se nos da a conocer. Esto es posible cuando recibimos a Jesucristo como Señor y Salvador, pues Él derrama en nosotros su Espíritu, el cual a su vez, nos da la capacidad de relacionarnos con el Padre de una manera cercana, estrecha e íntima. Comenzamos a descubrir verdades maravillosas, como por ejemplo, que Él es amor y es verdad, que es justicia y paz, que es Todopoderoso, y que podemos entregarle nuestra vida para que Él la dirija, nuestra mente y emociones para que Él las controle, nuestra voluntad para que Él nos lleve a todo bien. Esto necesariamente implica un cambio profundo y radical en todo nuestro ser y por supuesto, comenzar a recibir múltiples bendiciones.

Hay un hombre en la Biblia que vivió mucho tiempo creyendo conocer a Dios, pero lo que tenía, era una información superficial acerca de Él, lo cual no le fue suficiente para mantener la fe en medio de la prueba, pues sucumbió a ella, llegando a pensar que Dios lo había abandonado por completo. Se trata de Job, el hombre que lo tenía todo: bienes, riquezas, honra, amigos, familia, salud, etc. Sin embargo, en un determinado momento de su vida le sobrevino un duro proceso personal, perdiéndolo absolutamente todo, sumiéndose finalmente en la tristeza y la amargura, llegando a reclamar a Dios y a dudar de su amor y misericordia, hasta que, por fin, se encontró verdaderamente con Él y comenzó a conocerlo realmente.

Fue entonces cuando comenzó la restauración de este hombre, al comprender en lo íntimo de su ser quién era el Omnipotente y Eterno Dios que le amaba y tenía un propósito excelso para su vida. Ya no hubo reclamos, ya no hubo preguntas, sólo un profundo y vehemente respeto hacia Aquél que había hecho con sus dedos el Universo, quien todo lo tenía bajo control y para quien absolutamente nada era imposible. El relato bíblico nos afirma que la vida de este hombre cambió radicalmente en la medida en que cambió su relación con su Creador, ya no una relación fría, lejana, basada en la tradición, sino una estrecha, cercana, basada en el amor. Muchas veces creemos que los momentos difíciles son la excusa para apartarnos del Señor, pero no es así, puesto que es justamente en esos procesos de aflicción donde podemos conocerle de cerca, y experimentar realmente quién es Él, y entonces, comenzar a experimentar toda la bendición que Él anhela derramar en nuestra vida.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre Santo, hoy te pido que me des un nuevo corazón, que sea sensible para descubrir ese ardiente e intenso amor tuyo derramándose en mí, y señalándome la senda por donde debo caminar y la cual, me conducirá a tu bendición. Unge, por favor, mi vida para conocerte cada día más. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

sábado, 17 de marzo de 2012

Nuestra Herencia

Cuidando nuestra herencia


“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los enemigos en la puerta” (Salmo 127:3-5)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 128:1-6; Deuteronomio 28:4

Ser padres es una de las experiencias más hermosas. No hay palabras para explicar lo que un nuevo padre siente cuando por primera vez fija su mirada en los ojos de su hijo recién nacido. Es indescriptible ver esos pequeños seres humanos brotar como capullos y comenzar a crecer, a aprender y a desarrollar todo su potencial. ¿Y qué decir de aquel sublime instante cuando sus primeras palabras son: papá, mamá?

Tenemos que reconocer que ser padres es un privilegio dado por Dios, un Dios bueno y misericordioso, que nos ha confiado la hermosa responsabilidad de educarlos, guiarlos y acompañarlos paso a paso, de tal manera que crezcan no sólo en estatura, sino en sabiduría y gracia ante Dios y ante la sociedad, hasta que lleguen a formarse en hombres y mujeres de bien, que sean luminares que resplandezcan en un mundo que se encuentra en tinieblas.

Pero esta labor no podremos cumplirla jamás, a menos que comprendamos plenamente el significado de los hijos: Son un regalo de Dios para nuestras vidas, la herencia que Él nos ha dejado para que la cuidemos con tenacidad y paciencia, para no perderla, para no desperdiciarla, sino por el contrario, para que crezca y se multiplique.

Dios nos ha dado en su Palabra las instrucciones precisas para no fracasar y su promesa de estar con nosotros, si le obedecemos. Podemos fallar o equivocarnos en cualquier tarea que emprendamos en esta tierra, pero no tenemos derecho a fracasar con nuestros hijos, por cuanto es nuestra obra que perdurará aún después de nuestra muerte.

¡Nunca es tarde para comenzar! Y recuerde… cuidarles y educarles correctamente requiere lo mejor de nosotros mismos: tiempo, esfuerzo, recursos, pero lo más importante es el amor.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre, qué maravilloso privilegio el que Tú me has dado. Gracias por el regalo de tu presencia en mi vida, la cual me asegura el éxito como padre o madre. Hoy rindo mi vida a ti para que me enseñes a ser un padre tan amoroso y especial como Tú. Muéstrame el camino y guíame con tu Santo Espíritu. Te entrego la vida de mis hijos y los bendigo en el nombre de Jesús, Amén”

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 16 de marzo de 2012

Tu eres el amor verdadero Señor...!

El verdadero amor


“El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo” (1 Juan 2:10)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 22:36-40, Romanos 13:10

En el momento en que recibimos a Jesucristo como Señor y Salvador, nos iniciamos en el proceso de salud total; conocer la aceptación y el amor incondicional de Dios dándonos a su Hijo, es el punto de partida en el proceso de sanidad. Su verdad es aceptada en nuestro corazón y se convierte en vida, la vida de Cristo; comenzando a manifestarse nuevos pensamientos, actitudes y conductas.

Podemos revisar nuestro ser interior y comprender la necesidad de cambiar. Damos pasos de fe en dirección a la fuente de amor y, entonces, Él derrama su gracia, nos sana y restaura. Así mismo, nos da una nueva capacidad para amar y relacionarnos de manera constructiva con quienes nos rodean. Podemos afirmar que el hilo conductor que garantiza el éxito en este proceso de restauración y transformación personal, es el amor. Pero también lo sigue siendo en la restauración de nuestras relaciones interpersonales. Lo más maravilloso es que este amor viene de Dios para los demás a través de nosotros. Es decir, su origen es espiritual. Esto significa que este amor, cuya raíz griega es “ágape”, posee unas características que lo hacen precioso y absolutamente benéfico, las cuales son descritas por el apóstol Pablo en 1 Corintios 13:4-8:

Es sufrido: Paciente con las imperfecciones de las personas, asumiendo el compromiso de ayudarlas a acercarse a Aquel que las puede sanar

Es benigno: Es activo en hacer el bien. Tiene una benevolencia incondicional No tiene envidia: No es posesivo ni celoso. Es seguro y disfruta la bendición que Dios le da y por tanto busca lo mejor para los demás, alegrándose en sus bendiciones

No es jactancioso: No hace ostentación de sí mismo

No se envanece: No es soberbio, vanidoso o arrogante No hace nada indebido: Es delicado, amable y compasivo. Da buen ejemplo

No busca lo suyo: Tiene en cuenta las necesidades de los demás. Desea lo mejor para el otro, aun cuando eso implique ir más allá de los propios deseos

No se irrita ni guarda rencor: Descubre en las ofensas de otros, oportunidades para ayudarles.

No lleva cuentas de cuánto le han hecho sufrir

Todo lo cree: Cree lo mejor de los demás, no es suspicaz

Todo lo espera: Es paciente, no se desanima con la gente, cree en su futuro

Nunca deja de ser: El amor es una decisión, un compromiso, no es una emoción.

No depende de lo que los demás hagan.

No tiene nada que ver con el agrado o el afecto, sino con la presencia de Dios, el amor perfecto, en mí.

¿Esta usted experimentando esta calidad de amor verdadero y eterno?

HABLEMOS CON DIOS

“Padre amado, al conocer las características del verdadero amor, me siento conmovido al saber que así me amas tú a mí. Que de todo esto puedo disfrutar día a día a plenitud. Te pido Señor que tu amor inunde cada día mi ser para que pueda brindarlo a otros y sembrar esperanza al mundo que tanto lo necesita. Amén”

jueves, 15 de marzo de 2012

TU GLORIA SEÑOR, SOMOS TU GLORIA...!

Somos la Gloria de Dios


“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Efesios: 1:1-14

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, así que todos poseemos atributos, cualidades, y dones, que por supuesto, vamos descubriendo en la medida en que nos relacionamos estrechamente con nuestro Creador, y que nos permitirán dar a conocer su gloria al mundo, y manifestar su imagen, haciendo sus obras para que el mundo crea en Él. Jamás olvide que somos el resultado de la atenta, cuidadosa, solícita, íntima, detallada y creativa obra de Dios. A veces nos creemos buenos o limitados en ciertas áreas de nuestra vida, pero generalmente cuando nos toca asumir algún reto, algo para lo cual creíamos no estar preparados, es que nos damos cuenta hasta donde podemos llegar.

Sin embargo, la actitud victoriosa que implica reconocer las capacidades que se tienen y trabajar duro para fortalecerlas y desarrollarlas cada día más, depende en buena medida de la autoimagen, es decir, de la manera como nos veamos a nosotros mismos. Podemos tener los más grandes talentos, pero el tener una imagen negativa de nosotros mismos, nos impide ponerlos a funcionar, además que influye poderosamente en la manera como nos ven los demás. La autoimagen es el parámetro para la consecución de la excelencia, pues nunca iremos más allá de los límites que marcan nuestros verdaderos sentimientos acerca de nosotros mismos.

Es imprescindible para una vida plena, con sentido y realización, que creamos lo que Dios nos dice, que somos su creación preciosa, que Él nos ama, nos aprueba y acepta incondicionalmente y que tiene un excelente plan diseñado desde la creación del mundo para que sea cumplido por cada uno de nosotros.

La más grande garantía que tenemos para creer lo anterior se encuentra en la misma Palabra de Dios que nos reitera que en Cristo, tenemos:

-Toda bendición de lo alto

-La elección de Dios para ser sus hijos santos y sin mancha

-Una vida totalmente acepta delante de Dios, para alabanza de su gracia

-El perdón de todos nuestros pecados y la posibilidad de hacer sólo lo bueno, lo justo, lo puro, lo verdadero

-Somos llenos de toda sabiduría e inteligencia

-Recibimos una herencia incorruptible de la cual el Espíritu Santo y su magnífica obra en nosotros es el sello o garantía ¿Ya usted está disfrutando de esta bendición?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor Jesús, gracias por estar aquí, a través de tu Santo Espíritu, y por el privilegio de sentir tu poder y tu presencia sanándome de todo rechazo e inferioridad. Permíteme comprender que soy una criatura nueva, un(a) hijo(a) amado(a) y especial, y que tienes hermosos planes de vida y salud para mí, para que disfrute y sea feliz, pero también para llevar bendición a quienes me rodean, amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Revelación para el buen hablar....!

Palabras que edifican


“Así al contrario he pensado hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis. Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová” (Zacarías 8:15-17)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Proverbios 6:16-19

Toda persona que decida volver su corazón a Dios y comience a vivir conforme a sus sabias instrucciones, se hace sabio también y comienza a representar para su familia y entorno, una enorme bendición. Si por el contrario, decidimos seguir los parámetros del mundo, como dejarnos llevar por la tendencia a juzgar, condenar o criticar, vamos a encontrar grandes obstáculos para nuestra felicidad y vamos a causar mucho daño a los demás. Esto no quiere decir que estemos impedidos para hacerle caer en cuenta a alguien de sus errores y ayudarle a superarlos; pero sí debemos asegurarnos de tener una actitud recta cuando lo hagamos, para eso es preciso que:

· Seamos humildes en reconocer nuestras propias debilidades, y estar dispuestos a corregirlas y erradicarlas de nuestra mente, pensamientos y acciones

· Orar a Dios para que al momento de exhortar no usemos palabras o señalamientos ofensivos

· Debemos aplicar verdaderamente los principios de Dios en nuestro estilo de vida, y así poder tener autoridad al momento de corregir, como lo decía el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo: “preséntate tú mismo como ejemplo…”

Los nuevos hombres y mujeres que Dios desea formar, aquellos que lo representamos a Él en el mundo, sus hijos e hijas, debemos estar siempre dispuestos a cambiar nuestras actitudes erróneas por cultivar y desarrollar actitudes sanas y dignas, con el fin de mantener un corazón aprobado delante de nuestro Padre Dios y además, hacer bien a los que están a nuestro alrededor. Uno de estos aspectos que debemos cambiar, es velar por nuestros pensamientos, pues de estos dependerán nuestros sentimientos, las palabras que pronunciemos y las acciones que realicemos. Por esto, asegurémonos de que nuestra mente se llene continuamente de pensamientos al estilo de Filipenses 4:8 “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”

HABLEMOS CON DIOS

“Padre, hoy comprendo que tengo una enorme responsabilidad ante ti por cada una de mis palabras. Soy consciente del daño de una lengua no domada, y reconozco que necesito la ayuda de tu Espíritu, para tener victoria en la tarea que representa aprender a dar siempre un buen informe. Sé que la meta es el carácter de Cristo, y estoy agradecido porque también las recompensas serán muy gratificantes. En acción de gracias. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

martes, 13 de marzo de 2012

El Señor nuestro sanador

Dios fuente de salud integral


“Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Deuteronomio 7:9-15; Salmo 32:1-11

Nuestro espíritu está diseñado para estar en comunión con Dios y recibir el fluir del agua viva que es su amor, dando equilibrio y armonía a todo nuestro ser, manteniendo la salud o permitiéndonos recuperarla si la hemos perdido. Por el contrario, una vida ajena a Dios o no entregada a su señorío trae como consecuencia que el espíritu y el alma queden expuestos al inclemente sol de las presiones externas y de nuestra misma naturaleza pecaminosa que batalla en nuestro interior por tomar el control de nuestra vida.

El terreno de nuestra alma termina convertido en un desierto, una tierra seca que se resquebraja, surgiendo en medio de sus grietas, como gigantescos cardos y espinos, los conflictos. Todo este desequilibrio es comunicado finalmente a nuestro cuerpo, quien como una esponja recibe todo lo que afecta al espíritu y al alma, reaccionando con enfermedades de diversa índole.

Ante esta dura realidad, se erige la voz esperanzadora de nuestro Padre celestial: “Yo soy Jehová tu sanador”. Los hijos de Dios debemos sentirnos seguros y felices, pues tenemos un Terapista divino que puede resolver todas nuestras necesidades, ya sea que pertenezcan al espíritu, al alma o al cuerpo. Él puede sanar todos nuestros conflictos y heridas. Él puede llenar todos nuestros vacíos y resolver todas nuestras necesidades. A través de su Hijo, nuestro Padre Dios nos ha manifestado la abundancia y generosidad de su amor, y la sanidad integral para nuestra vida forma parte de su propósito. Es inexplicable entonces cómo siendo hijos amados de Dios, no estemos disfrutando de esta salud completa y total.

Recordemos lo que nos dice Juan 10:10b: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” y 3 Juan 2: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

Podemos sentirnos totalmente seguros al abandonarnos en las manos del Terapista por excelencia, Jesucristo, ya que su principal motivación para sanarnos es, más que su poder, su infinito amor. ¡Usted puede apropiarse hoy de ése amor, agradecerle y disponerse a disfrutar de salud total!

HABLEMOS CON DIOS

“Padre bueno, humildemente reconozco que alejarme de ti es tristeza, desasosiego y enfermedad para mi espíritu, alma y cuerpo, pero el acercarme, es el bien, y el disfrutar de tu amor, mi salud. Por eso renuevo mi entrega a ti este día, rindo mi vida a tu señorío, para que tu Santo Espíritu traiga la armonía y el equilibrio que todo mi ser necesita. Así me mantendré sano(a) y seré feliz, Amén”.

lunes, 12 de marzo de 2012

Seamos obedientes........!

La obediencia asegura la bendición


“Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas” (Josué 1:7)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Josué 1:1-11; Filipenses 2:5-11

Cuando Josué fue elegido para suceder a Moisés, Dios le prometió que su presencia estaría con él en esta difícil tarea, y no lo dejaría caer frente a ningún enemigo, siempre y cuando le obedeciera incondicionalmente. Josué así lo hizo y logró una de las hazañas más grandes de toda la historia. La obediencia es esencial para caminar con Dios

La obediencia tiene que ver con el conocimiento que tengamos de la voluntad de Dios y la disposición de nuestro corazón para cumplirla; por eso es necesario que seamos disciplinados y constantes en el estudio de la Palabra de Dios, la cual es nuestra principal fuente del conocimiento de nuestro Padre Dios. Además, que también seamos dóciles para dejar que Él nos guíe por senderos de paz y seguridad; de lo contrario, quedaremos a expensas de nosotros mismos y esto es muy riesgoso, puesto que todos los seres humanos somos finitos y limitados, frágiles y vulnerables, e incapaces de conocer todas las cosas. Ir por nuestros propios caminos, es andar a ciegas, sin saber lo que nos espera más adelante, como el mismo Señor lo advierte: “Pero mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. !Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel!” (Salmo 81:11-13)

Queda claro que cuando decidimos andar en nuestros propios consejos, quedamos a merced de la insensatez, y esta es camino que conduce a la ruina. Por el contrario, el interés de Dios es que escuchemos y pongamos por obra sus mandamientos justos, sus preceptos puros y sus consejos sabios; en otras palabras, que obedezcamos, que hagamos su santa voluntad, pues este es nuestro único camino a la verdadera felicidad, la que es perdurable e integral, pues abarca todas las áreas de nuestra vida. Tenemos la responsabilidad de tomar como José, la sabia decisión de obedecer a Dios en todo, así aseguraremos también para nuestra familia y personas a nuestro cargo, la bendición y la prosperidad. Si usted siente que tiene muchas debilidades y limitaciones, no se atemorice, crea a Dios y obedezca, pues Él transformará cada una de ellas en fortalezas y oportunidades. Si por el contrario, usted siente que tiene muchas ventajas, quizá, puede ser el más competente en su campo, no se confíe de esto, pues el Señor puede frustrar todo aquello que nos da seguridad, con el único propósito de que aprendamos a caminar tomados de su mano, pues nadie como Él puede cuidar de nosotros. Tarde o temprano, todo aquello en lo que pudiéramos apoyarnos, va a acabarse o se va a derrumbar y entonces… ¿Qué pasaría con nuestra vida?

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Señor, hoy decido esforzarme y ser valiente para buscarte, oír tu voz y obedecer el maravilloso plan de vida que tienes para mí. Me dispongo a seguir cada una de las instrucciones que me des en todas las áreas de mi vida y a no apartarme ni a derecha ni a izquierda de ninguna de ellas. Oro en el nombre de Jesús y bajo la dirección del Espíritu Santo. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

viernes, 9 de marzo de 2012

¿Desea que Jesús sea ese buen Pastor para tener a su lado todo lo que necesita?

Jésus, el buen Pastor


“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Juan 10:1-30; Salmo 23:1-4

Si había alguien que podría comprender a profundidad esta tierna comparación entre el amor de Dios y el amor de un pastor por su oveja, fue el rey David. ÉL, que habiendo sido durante muchos años el pastor de las ovejas de su padre, tenía la labor de administrar todo lo concerniente al rebaño de Isaí. Desde muy temprana edad, era el encargado de nutrir a las ovejas y alimentarlas, al igual que cuidarlas cuando se enfermaban. Era el encargado de velar con ello por el alimento para toda su familia. Esto implicaba que David hacía su trabajo con gran cuidado y responsabilidad. Además, la Biblia, en 1 Samuel 17:34-36, relata que en defensa de sus ovejas, estuvo dispuesto a exponer su propia vida enfrentándose a grandes peligros, pero nunca estuvo dispuesto a perder una sola de ellas ni por las manos de ladrones ni por boca de animales salvajes:

“David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba…”

David fue un joven que además de ser inteligente, sabio, y extremadamente fuerte y hábil con sus manos, amaba sus ovejas y las cuidaba con su propia vida y fue esto precisamente lo que lo calificó delante de Dios como el único, en todo Israel, que podía enfrentar al gigante Goliat, dirigir los ejércitos de Israel y más tarde, convertirse en su rey.

Ahora podemos comprender mejor por qué el rey David fue un hombre lleno de amor, gratitud y fidelidad hacia Dios. El sentirse una oveja totalmente guardada en los brazos de su Padre Dios, no sólo le inspiraba a componer dulces melodías de alabanza y gratitud, sino que le llevaba a una vida de total entrega y obediencia a quien tanto le amaba, al punto que Dios mismo le llama el hombre conforme a su corazón. También nosotros somos ovejas del mismo prado y tenemos al mismo Pastor, Jesucristo, cuyo amor sin precedentes hizo que entregara su vida por cada uno de nosotros, siendo su cuerpo molido y su sangre derramada para que tuviésemos vida, para que fuésemos salvos, y que ninguno tuviera que perderse. Jesús es nuestro buen Pastor, nos conoce, nos llama para darnos una vida abundante y desea que estemos en su redil para que nada nos haga falta. ¿Desea acudir usted a este llamado? ¿Desea que Jesús sea ese buen Pastor para tener a su lado todo lo que necesita?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor Jesús, no encuentro palabras que expresen mi gratitud, por el infinito amor que me has mostrado al entregar tu vida por la mía, como el buen Pastor que da su vida por las ovejas. Anhelo corresponderte de la única manera posible: Entregándote mi vida y mi corazón para que reines para siempre en él. Amén”

jueves, 8 de marzo de 2012

DIOS mi verdadero alimento

Un nutritivo alimento


“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Timoteo 3:14-17

Hambre y sed se refieren a una urgente necesidad vital para el ser humano, una sensación fisiológica de angustia que pone en acción a la persona para la búsqueda del imprescindible alimento. Así mismo sucede con la dimensión espiritual que Dios nos ha dado. Tiene constantes demandas de alimento que la nutran y la sustenten. Ese alimento, como claramente lo expresa el apóstol Pedro, es la palabra de Dios: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2)

Ahora bien, la palabra de Dios es la más sublime expresión de la justicia, por cuanto proviene del que es el Rey Justo. Veamos lo que nos enseña el rey David: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; los juicios de Jehová son verdad, todos justos” (Salmo 19:7-9).

El que con vehemencia clama a Dios, reconociendo su grandeza y su poder para obrar en nuestra vida, y le pide sabiduría y entendimiento para entender su Palabra, fe para guardarla en el corazón, y templanza y dominio propio para ponerla por obra, con toda certeza el Padre Celestial le responde con generosidad.

Dios está interesado en que le conozcamos y ofrece comunicarnos su verdad, y al orar pidiendo conforme a su voluntad, Él nos revela abundancia de paz y de verdad.

Además, el mundo necesita de hombres y mujeres cuya vida, pensamientos, acciones y decisiones, no se rijan por sus variables emociones o su relativo código de justicia, o sus torcidos valores y juicios, sino por la perfecta y limpia palabra de Dios. De esa manera es que como padres, esposos, hijos o hermanos, jefes o empleados, ejercemos el mayor bien a nuestros semejantes, nos convertimos en Agentes de Cambio y contribuimos a traer el reino de los cielos a esta tierra, siendo irreprensibles y sencillos, “hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida…” (Filipenses 2:15-16).

HABLEMOS CON DIOS

“Cuán agradecido estoy contigo Padre Celestial, porque prometes saciarme de todo bien y de toda verdad que es tu Palabra. Ella es mi sustento cada día y ante su autoridad se sustenta el universo. Dispón mi corazón para buscarla con avidez y obedecerla con prontitud. Amén”

miércoles, 7 de marzo de 2012

El Señor me protege de todo...!

Un refugio seguro


“Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron,” (Salmo 9:9-10)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 16:1-11

Dos interesantes enseñanzas podemos extraer de esta porción Bíblica:

• La primera tiene que ver con la pobreza, pues el salmista nos declara: Jehová será refugio del pobre. Por lo regular relacionamos pobreza con la carencia de bienes materiales, pero las Escrituras nos hablan de una pobreza mucho más grave, y es la espiritual.

Se refiere a aquellos que desconocen la vida abundante que Dios ha provisto para ellos, y sufren al no tener a quien acudir, pues sólo confían en sí mismos o en lo que tienen. Pero, Dios nos ama tanto que desea que todos lo conozcan, que todos tengan acceso a su salvación y vida de salud total y que ninguno se pierda. Por eso, extiende una generosa y compasiva invitación para que estas ovejitas se acerquen a su redil como su refugio de fortaleza y provisión, y allí puedan descansar y ser sustentadas por su Buen Pastor, de tal forma que nada les haga falta

• La segunda enseñanza se refiere a la necesidad de conocer a Dios para poder confiar en Él. Dios es nuestro Padre y Creador. Nos hizo a su imagen y semejanza, es decir, con un espíritu diseñado para tener amistad con Él y conocer sus planes y propósitos; un alma con intelecto, emociones y voluntad, así como Él la tiene también; y, finalmente, un cuerpo para ejecutar sus designios en esta tierra. Esto quiere decir que toda relación que con Él quiera establecerse, debe ser una relación personal, que incluya todas las áreas de nuestra vida: espíritu, alma y cuerpo. Así como dos personas pueden construir confianza e intimidad en la medida en que se tratan, comparten sus propósitos y se comunican permanentemente, Dios también espera que cada uno de sus hijos se relacione con Él.

Que usted y yo podamos reconocer cada día nuestra profunda necesidad de Dios, y acercarnos para conocerlo, depositando en Él toda nuestra confianza y haciendo de Él nuestra más grande esperanza. Entonces, Él será nuestro amparo, nuestro refugio, nuestra salvación en medio de la angustia.

HABLEMOS CON DIOS

“Bendito Padre, que estás en los Cielos: Hoy te ruego que me reveles a través de tu Santo Espíritu que eres un Padre maravilloso al cual debo acercarme con todo el corazón y con todo mi ser. Así como me das todo de ti, que yo también pueda darte todo de mí, pues sólo tú eres mi esperanza. Gracias por escucharme y responderme. Amén”

martes, 6 de marzo de 2012

El temor, ¿Es la ausencia de Dios..?, ¡no te lo permitas...!

Valor para vivir


“…No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú… A mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti y naciones por tu vida” (Isaías 43: 1-4)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Juan 4:18; Salmo 20:1-9

¡Cuánto amor y profunda estima encierran estas palabras, dirigidas por nuestro Padre celestial a cada uno de sus hijos:

“No temas” El temor es uno de los azotes más grandes del hombre, que le bloquea, le paraliza y le impide avanzar hacia los extraordinarios propósitos que Dios ha trazado para su vida. Sin embargo, Él nos dice: “Yo estoy contigo”. Es entonces cuando comprendemos que la solución que Dios da frente al temor es su presencia. Ella sola nos basta para vencer el miedo y levantarnos a actuar, a proseguir sin desmayar. Ahora bien, es la oración que el hombre dirige a su Creador y Padre, la mejor manera para experimentar su presencia y ser fortalecidos, pues la respuesta no se hace esperar, como lo asegura el profeta cuando escribe: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).

“Yo te redimí” Otro de los conflictos que agobian a los seres humanos es la culpa, la cual aparece cuando la conciencia nos acusa por los actos incorrectos que hemos cometido. Sin embargo, la gracia, el amor y el perdón de Dios son suficientes para limpiarnos de todo error, transformando nuestro corazón, liberándonos del egoísmo que nos lleva a pecar, y por tanto, reemplazando la culpa por una hermosa experiencia de genuino arrepentimiento y profunda gratitud. Esto sucedió con la mujer adúltera cuando el Señor pronunció estas palabras, que también a nosotros nos dirige hoy:

“Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:11) “Te puse nombre” Cada uno de nosotros es especial para Dios y es el objeto de su amor. Por eso se toma el trabajo de trazar un plan único y particular, de excelencia y amor, para cada uno. “Mío eres tú” ¡Le pertenecemos a Dios! ¡Somos su más preciosa posesión!

“Yo estaré contigo” Es inevitable para el ser humano, por más fuerte, grande o poderoso que parezca, sentirse vulnerable o impotente en muchas circunstancias de la vida. Sin embargo, en Dios, nuestra debilidad se convierte en fortaleza, nuestros imposibles se hacen posibles por su poder.

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Señor, gracias por tu presencia en mi vida, porque tus palabras me infunde el valor, la seguridad y la fortaleza que necesito para vivir con tu paz y enfrentar cada día. Señor, ayúdame a buscarte como preferente asunto de mi vida, por medio de la oración. Amén”

lunes, 5 de marzo de 2012

¡Abba Padre, Abba Padre...................!

Dios, un Padre amoroso


“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” (Juan 15.9-10)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Juan 4:7-21

El evangelio de San Juan contiene un total de 879 versículos y más de un 30% de estos se refieren a la relación Padre – Hijo que Jesucristo disfrutó y siempre nos quiso enseñar.

Indudablemente la vivencia que un hijo tiene con su padre es determinante para alcanzar una vida de equilibrio y salud total, así como de plenitud y realización personal.

Si un hijo ve a su padre como un amo, un ser exigente y molestoso, terminará resentido con la vida, crecerán en su corazón raíces de amargura que terminarán contaminando todo lo que encuentra a su paso, y seguramente sus días serán tristes, llenos de desasosiego, escasez y derrota. Por el contrario, si un hijo ve a un padre con aceptación y respeto, entonces esta honra le abrirá puertas y posibilidades que ni siquiera esperaba.

En la expresión: “Como el Padre me ha amado”, se revela el amor como la esencia de una relación eterna. Jesús se sintió amado y, por tanto, experimentaba gran seguridad y profunda confianza para cumplir todo lo que el Padre le pedía. No había temor sino alegría en obedecer y hacer su voluntad. Esto le hacía permanecer en el disfrute de su amor. Era algo maravilloso a lo que el Señor Jesús no estaba dispuesto a renunciar. Esta relación de amor profundo y verdadero, le fortaleció para tomar la decisión de entregar su vida para la salvación de la humanidad. Es por eso que podemos afirmar que es el amor lo que salva, lo que sana, lo que hace vivir.

Pero además, este amor cuando se recibe, es inevitable darlo. Se transmite a otros y continúa salvando, sanando y dando vida a su paso. “Así también yo os he amado...”, esperando que en nuestro corazón se genere la misma seguridad, la misma confianza, la misma disposición para hacer su voluntad. La orden final de Jesucristo para sus discípulos, ¡permaneced en mi amor!, no significa permanecer en una religión, sino en su amor. El amor es una decisión que sale del corazón. Por eso, ¡decida hoy amar! Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo anhelan tener nuestro amor para que conozcamos y vivamos todo aquello que el Padre más amoroso da y hace por sus hijos. ¿Cree usted que Dios es su amo o su Padre? Revise esto en su corazón, ore y ajuste su relación con el Dios de Amor.

HABLEMOS CON DIOS

“Señor Jesucristo: Gracias por el ejemplo de tu relación con Papá Dios y gracias porque tu amor y entrega a su voluntad, es el mejor ejemplo que puedo seguir. Hoy te necesito y te invito a morar en mi corazón como Señor y Salvador, y te ruego me enseñes a ver a Dios como mi Padre celestial, para vivir la confianza y seguridad que solo Él con su amor puede dar a mi vida. Gracias Señor Jesús por escucharme y darme tu paz. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 1 de marzo de 2012

Solo Dios nos moldea...!

En manos del Alfarero Divino


“Somos como un espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a la acción del Espíritu Santo en nosotros, cada vez nos parecemos más a él” 2 Corintios 3:18 BLA

PASAJE COMPLEMENTARIO: Efesios 4:1-32

Desde el día que invitamos a Cristo comenzó un plan de transformación en nuestra vida, cuyo propósito es llegar a ser como Cristo (Efesios 4:13). La vida del hijo de Dios se desarrolla en una gloria creciente, es decir de victoria en victoria, por eso es que el Señor quiere llevarnos a desafíos más grandes. Pero para esto ha de encontrarnos siempre dispuestos.

Muchas de las cosas que llegan a nuestra vida, que pueden incomodarnos y molestarnos, no deberían angustiarnos ni afligirnos, pues por lo general son el método de Dios para que crezcamos en el camino de la perfección. Dios está más interesado en la formación de nuestro carácter lo cual incluye nuestra manera de vivir, de conducirnos en la vida, el testimonio que estamos dando, etc., que en quitar aquella situación irritante. Al estilo de las águilas, usará muchas situaciones que nos incomodarán en el “nido”, hasta que finalmente nos atrevamos a elevarnos, extendamos nuestras alas y nos demos cuenta que podemos volar muy alto como hijos de rey, y no que pasemos la vida con la cabeza agachada sobre la tierra.

Así como nunca nos atrevemos a pensar que la madre águila desea el mal para sus aguiluchos, sino por el contrario, admiramos su sabiduría para enseñarlos a volar, así debemos reconocer que el tratamiento de Dios es amoroso, buscando que cada vez tengamos más excelencia en lo que somos, en lo que hacemos y en lo que tenemos, hasta que reflejemos la misma imagen de su Hijo amado, hasta que lleguemos a ser como Él.

Pero ¿cómo ocurre este proceso? A través de su Espíritu Santo, quien vino a glorificar a Cristo y a darnos una vida abundante. Él tiene una obra específica qué hacer en nuestra vida y a través de nosotros, que dará como resultado la misma vida de Cristo en mí. Es decir, todo su amor, su paz, su poder, su gracia, en mí, y a través de mí. Esto se conoce como la plenitud de la unción del Espíritu Santo. No significa recibir más de él, sino entregarle más de nosotros. Al rendirle absolutamente todo nuestro ser en una obediencia perfecta a su voluntad, Él tiene mayor libertad en obrar en y a través de nuestra vida, con el fin de exaltar y glorificar a Cristo.

Muchos me comunican sus inquietudes acerca de lo difícil que les parece vivir de acuerdo a este maravilloso plan: ser como Cristo. Yo les digo que no es imposible si momento a momento, segundo a segundo, nos aseguramos de no ser nosotros los que dirigimos nuestra vida sino Él. No podemos tener el control de todas las cosas ni asegurar nuestro bien actuar en el futuro. Lo que sí podemos asegurar es que cada paso de nuestra vida lo demos tomados de la mano de Jesús y en obediencia a su voluntad. Le invito a que lleguemos cada día en oración al taller de nuestro alfarero, allí la vasija de nuestra vida recibirá el tratamiento que necesita.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre mío, vengo a ti como el dueño de mi vida, me abandono en tus manos, para que con tu dedos divinos formes esta vasija de barro y la transformes en una de oro; solo Tú lo puedes hacer, gracias mi Señor, Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.