Orar, un secreto maravilloso
«Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá» Marcos 11:24
PASAJE COMPLEMENTARIO: Lucas 18:1, 6-7
Aquí tenemos una enseñanza más de nuestro Señor Jesucristo sobre la oración. Poco antes de partir Jesús para los cielos, les dijo a sus discípulos: «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». (Juan 16:33b).
Cuando de una manera sincera nos aferramos a nuestro amado Señor y reflexionamos en lo que es la oración y lo que ella produce, la cultivaremos como un estilo de vida.
Cuando nuestro pensamiento capte esta verdad y se sienta libre para creerlo, las palabras y enseñanzas de Jesús serán semillas vivas que estarán germinando, dando fruto en nuestra vida diaria. Entonces muchos lo verán y anhelarán poseer esa riqueza. Tenemos que mostrar al mundo que la verdad de Dios, es la única que satisface la necesidad del ser humano.
Cuántos piden y piden pero no reciben. ¿La razón? No saben cómo pedir. El secreto de recibir lo que se quiere, es orar y creer.
Cuando usted entra en esta sintonía con la oración, va a descubrir que nuestro Padre Dios, goza y se deleita bendiciéndonos, concediéndonos lo que pidamos de acuerdo con su voluntad.
No piense: “algún día Dios me dará lo que necesito”; crea que hoy mismo Él puede hacerlo. Él está interesado aún en el detalle más mínimo de su vida; estoy segura que Dios quiere que todos sus hijos reciban respuesta a sus pedidos. Tenga fe para creer que Papá Dios oirá sus oraciones, serán realizados los deseos de su corazón, y mucho más, siempre y cuando lo que pidamos sea su voluntad.
Seamos sinceros con el Señor, diciéndole nuestros pensamientos reales, nuestras aspiraciones, metas, etc. Pero eso sí, búsquelo con todo su corazón porque lo necesita, pero ante todo, porque lo AMA.
HABLEMOS CON DIOS:
“Papito Dios, ¡Qué hermosa enseñanza acerca de la oración! Llévame a experimentar esa confianza que tenía el Señor Jesús al hablar contigo, que para mí la oración se convierta en esa necesidad diaria, que a través de ella yo pueda abrirte mi corazón y confiarte las cosas más íntimas, porque entiendo que sólo Tú darás respuesta a mi vida, Amén”.
PASAJE COMPLEMENTARIO: Lucas 18:1, 6-7
Aquí tenemos una enseñanza más de nuestro Señor Jesucristo sobre la oración. Poco antes de partir Jesús para los cielos, les dijo a sus discípulos: «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». (Juan 16:33b).
Cuando de una manera sincera nos aferramos a nuestro amado Señor y reflexionamos en lo que es la oración y lo que ella produce, la cultivaremos como un estilo de vida.
Cuando nuestro pensamiento capte esta verdad y se sienta libre para creerlo, las palabras y enseñanzas de Jesús serán semillas vivas que estarán germinando, dando fruto en nuestra vida diaria. Entonces muchos lo verán y anhelarán poseer esa riqueza. Tenemos que mostrar al mundo que la verdad de Dios, es la única que satisface la necesidad del ser humano.
Cuántos piden y piden pero no reciben. ¿La razón? No saben cómo pedir. El secreto de recibir lo que se quiere, es orar y creer.
Cuando usted entra en esta sintonía con la oración, va a descubrir que nuestro Padre Dios, goza y se deleita bendiciéndonos, concediéndonos lo que pidamos de acuerdo con su voluntad.
No piense: “algún día Dios me dará lo que necesito”; crea que hoy mismo Él puede hacerlo. Él está interesado aún en el detalle más mínimo de su vida; estoy segura que Dios quiere que todos sus hijos reciban respuesta a sus pedidos. Tenga fe para creer que Papá Dios oirá sus oraciones, serán realizados los deseos de su corazón, y mucho más, siempre y cuando lo que pidamos sea su voluntad.
Seamos sinceros con el Señor, diciéndole nuestros pensamientos reales, nuestras aspiraciones, metas, etc. Pero eso sí, búsquelo con todo su corazón porque lo necesita, pero ante todo, porque lo AMA.
HABLEMOS CON DIOS:
“Papito Dios, ¡Qué hermosa enseñanza acerca de la oración! Llévame a experimentar esa confianza que tenía el Señor Jesús al hablar contigo, que para mí la oración se convierta en esa necesidad diaria, que a través de ella yo pueda abrirte mi corazón y confiarte las cosas más íntimas, porque entiendo que sólo Tú darás respuesta a mi vida, Amén”.