Conociendo al verdadero Dios
«Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos». (Rut 1:17)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Rut 1; Lamentaciones 3:22-26
Rut, una joven mujer de un pueblo llamado Moab, casada con un joven judío hijo de Noemí, se convierte en una mujer famosa para el pueblo, por su entrega y amor hacia su suegra. Al enfrentar ahora su condición de viuda, ella toma la decisión de acompañar a su suegra en el regreso hacia su tierra, Israel.
Nos preguntamos ¿Cómo pudo Rut llegar a tomar esta decisión tan importante y trascendental para su vida, sin ni siquiera pensarlo dos veces, o llegar a consultarlo con terceros?
Durante el tiempo que ella vivió junto a Noemí, había conocido al Dios de Israel. Diez años habían sido suficientes para conocerlo y llegar a consolidar una intensa comunión con Él. Por eso, tomó la mejor decisión; «tu Dios, será mi Dios» (Rut 1:16). El haber conocido al Dios de Israel, le había llevado a confiar plenamente en Él.
Solo cuando Papá Dios ha logrado cautivar nuestro corazón, en la medida que le conocemos y nos comunicamos con Él, podemos descansar en sus planes maravillosos y soberanos, y descubriremos que nuestro bienestar está en sus manos.
Rut llegó a ser de ayuda y alivio para su suegra, y muy útil en los planes de Dios, pues ella se casó nuevamente y su nombre figura en la ascendencia del Señor Jesucristo. ¡Piense cuánta bendición personal recibimos y cuánto bien podemos llevar a otros cuando damos a Dios el primer lugar en nuestra vida!.
HABLEMOS CON DIOS:
“Padre eterno, quiero darte gracias porque me enseñas acerca de lo importante que es la fidelidad, a través de la vida de una mujer como Rut. Hoy te pido que me enseñes a ser fiel contigo, que por encima de todas las cosas, yo decida buscarte, amarte y darte el primer lugar en mi corazón, Amén”
PASAJE COMPLEMENTARIO: Rut 1; Lamentaciones 3:22-26
Rut, una joven mujer de un pueblo llamado Moab, casada con un joven judío hijo de Noemí, se convierte en una mujer famosa para el pueblo, por su entrega y amor hacia su suegra. Al enfrentar ahora su condición de viuda, ella toma la decisión de acompañar a su suegra en el regreso hacia su tierra, Israel.
Nos preguntamos ¿Cómo pudo Rut llegar a tomar esta decisión tan importante y trascendental para su vida, sin ni siquiera pensarlo dos veces, o llegar a consultarlo con terceros?
Durante el tiempo que ella vivió junto a Noemí, había conocido al Dios de Israel. Diez años habían sido suficientes para conocerlo y llegar a consolidar una intensa comunión con Él. Por eso, tomó la mejor decisión; «tu Dios, será mi Dios» (Rut 1:16). El haber conocido al Dios de Israel, le había llevado a confiar plenamente en Él.
Solo cuando Papá Dios ha logrado cautivar nuestro corazón, en la medida que le conocemos y nos comunicamos con Él, podemos descansar en sus planes maravillosos y soberanos, y descubriremos que nuestro bienestar está en sus manos.
Rut llegó a ser de ayuda y alivio para su suegra, y muy útil en los planes de Dios, pues ella se casó nuevamente y su nombre figura en la ascendencia del Señor Jesucristo. ¡Piense cuánta bendición personal recibimos y cuánto bien podemos llevar a otros cuando damos a Dios el primer lugar en nuestra vida!.
HABLEMOS CON DIOS:
“Padre eterno, quiero darte gracias porque me enseñas acerca de lo importante que es la fidelidad, a través de la vida de una mujer como Rut. Hoy te pido que me enseñes a ser fiel contigo, que por encima de todas las cosas, yo decida buscarte, amarte y darte el primer lugar en mi corazón, Amén”
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