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jueves, 24 de noviembre de 2011

DEVOCIONAL 24/11/2011


Dios cuida a los suyos
“Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” Salmo 37:25

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 27:4-6

Cuando entregamos nuestra vida a Dios, lo primero que obtenemos es la vida eterna. Empezamos a vivir una vida nueva; nueva manera de vivir, de pensar, de enfrentarnos a la vida; en fin, como la misma palabra de Dios lo dice: Todo es hecho nuevo.

En los días de David y Moisés, cuando los hijos de Israel fueron fieles obedeciendo sus leyes (La Palabra de Dios), vivieron en total prosperidad. Cuando se encontraban en peligro, Dios fue su ayudador, cuando fueron perseguidos, Dios derrotó a sus enemigos, en el desierto les dio agua y alimento suficiente. Así mismo, cuando se olvidaban de Él, y lo cambiaban para adorar ídolos, y buscar otro camino, quedaban a merced de sus acciones.

En este Salmo, David habla con autoridad, porque su fidelidad a Dios nada ni nadie, la debilitó. Vivió cualquier clase de dificultades, pero su confianza en Dios, fue la bandera de su vida, por tanto, el bien y la misericordia de Dios, nunca le faltaron a él y a su familia, así lo manifiesta el Salmo 23 «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida».

Para disfrutar del bien y la misericordia de Dios, toda nuestra vida, incluso en la vejez, debemos buscarle en todo tiempo, en escasez, en abundancia, en enfermedad o en salud. La recompensa vendrá tal como lo promete: «Dios es galardonador de los que le buscan» (Hebreos. 11:6)

Como sus hijos amados, Él quiere tener con nosotros una relación personal y dinámica, profunda y verdadera, a tal punto que podamos ver sus milagros en nuestra vida.

HABLEMOS CON DIOS:

“Amado señor, qué hermoso es saber que en Ti puedo depositar toda mi confianza. Que desde que entraste a mi corazón he recibido lo mejor, comenzando por la vida nueva que Tú me das, con sentido y felicidad. Gracias porque a partir de allí, nada me falta. Puedo cultivar tu amistad y vivir bajo las alas de tu amor, experimentando verdaderos milagros en mi vida”

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