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sábado, 26 de noviembre de 2011

DEVOCIONAL 26/11/2011


Jesús nuestro sanador
«¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados» (Santiago 5:14-15)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Isaías 53:4-6; Hechos 3:1-10

La Biblia enfatiza que Jesús llevó nuestras enfermedades y que por su llaga fuimos curados. Partiendo de esta alentadora verdad, debemos tener en cuenta que Dios aplica esta sanidad por amor; infinito y lleno de gracia, independiente de lo que haga el hombre.

Mediante el poder espiritual de la oración y en la dimensión del Espíritu, podemos dar órdenes, sanar enfermos y declarar victoria sobre toda enfermedad. En otras palabras; ver la gloria de Dios. Recordemos que orar es hablar con Dios y que las palabras tienen poder. Debemos entonces, aprender a orar bajo la unción del Espíritu Santo, permitiendo que la Presencia de Jesús y su autoridad en nosotros, actúe libremente para producir sanidades, señales y prodigios.

Para impartir sanidad a través de la oración, es importante crear un clima de amor y confianza hacia el Señor, además, reconocer su soberanía; Él sana como quiere, a su tiempo y de acuerdo a sus propósitos.

Muchos hombres y mujeres que experimentaron el impacto sobrenatural del amor de Dios, fueron sanados de enfermedades y dolencias, Dios ha dispuesto para nosotros este gran recurso de bendición, usted puede hacerlo suyo.

Permitamos con nuestra oración que el Espíritu Santo, ponga orden donde hay desorden, genere equilibrio, cree y restaure cada parte del cuerpo que esté deteriorada. Hoy mismo usted puede ver el milagro, disfrutando del gozo que produce la salud, tanto en su vida como en otras personas. ¡Hoy puede ser sano!

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, quiero darte gracias porque hoy entiendo el poder sanador, a través de tu Santo Espíritu, te pido en este día, sanes mis dolencias en las tres áreas de mi vida (espíritu, alma y cuerpo) permitiéndome así, disfrutar del gozo que produce la salud. Permite convertirme así en un instrumento de bendición a través del cual tu sanidad llegue a todo el que la necesita. Amén”

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