Vistas de página en total

martes, 30 de octubre de 2012

Lo maravilloso de la Alabanza


“Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche” (Salmo 92:1-2)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 96

Alabar es manifestar gratitud a alguien que le concede favores o le hace algún bien, también es elogiar la grandeza o poderío. Es decir la alabanza expresa un lenguaje maravilloso y único, manifestado a alguien que es digno. En el caso nuestro estamos hablando de alabar al único que es merecedor, y que no hay otro en los cielos y en la tierra: esto es nuestro Dios.

Los hijos de Dios tenemos muy claro, que ser agradecidos y fieles a nuestro Creador, es parte imprescindible de nuestro caminar diario con el Señor. Son innumerables los motivos que nos llevan a exaltar la bondad de nuestro Padre para con nosotros. La gratitud debe estar siempre en nuestros labios. Nunca será suficiente lo que le tributemos a Dios, pues bien lo dice el Salmo 148:13 “Alaben el nombre de Jehová, porque solo su nombre es enaltecido, su gloria es sobre tierra y cielos” y el 149:14 “Te alabaré, porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien”.  

Si estamos convencidos que Dios es grande, no podemos callar, pues no solamente se lo decimos a Él, sino también a otros, a los que conocemos, a nuestra familia y donde que vamos, porque todos, absolutamente todos somos deudores de las grandezas de su poder.

Tenemos que dar gracias a Dios siempre, no solo en los tiempos de bonanza, sino también en los percances, pruebas y dificultades que nunca faltan. ”Sea el nombre de Jehová bendito” fueron las palabras de Job cuando vivió tanto sufrimiento, al punto de perderlo todo. ¿Cómo reaccionaría usted ante una situación como ésta?

Sólo el hijo que confía y obedece de la manera como lo hizo Job, toma la actitud de alabar y adorar a Dios en medio del dolor. Cuando tengamos la suficiente fe para dirigirnos al Señor de esta manera, es cuando veremos que nada ni nadie podrá detener su mano para tomarnos y sacarnos aún de las más terribles calamidades de la vida. Así es como actúa Dios en la vida de los suyos.

Cuando se levante y se mire en el espejo, déle gracias a Dios y alábelo por estar con vida, salud, tener un techo, alimento, trabajo… en fin, tenemos tanto que podemos decir como el salmista: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras…” (Salmo 139:14)

Recordemos que la alabanza deleita el espíritu, el alma y el cuerpo, quita el problema de nuestra vista y nos permite colocar nuestra atención en el amor, la fidelidad y el poder de nuestro omnipotente Dios. Mientras el Señor nos permita tener el regalo precioso de la vida ¡Alábele todos los días, a cada momento y en toda circunstancia!

HABLEMOS CON DIOS

“Te alabo y te bendigo Señor, no puedo dejar de alabarte, porque eres maravilloso, cada mañana me sorprendes con tus detalles de amor y fidelidad. Te alabo y te bendigo, y así lo haré todos los días de mi vida, Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 29 de octubre de 2012

Buscando los planes de Dios


“Examíname, oh Dios y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Jeremías 29:11; Proverbios 16:3; Isaías 55: 8-9

La Biblia plantea que Dios es un Dios de orden, y que todo lo que hace tiene un propósito de amor y bendición; Él no improvisa con ninguno de sus hijos, y para cada uno tiene planes que incluyen una vida con sentido y felicidad, pues ninguno de nosotros fue creado al azar. Cuando se trata de conocer los planes de Dios para nuestra vida, es importante nuestra disposición incondicional para hacer su voluntad, así viviremos bendecidos en todo lo que emprendamos. Lamentablemente, muchos no tienen en cuenta a Dios en sus planes y otros, quizá peor aún, conociendo su amor y sabiduría, no someten sus decisiones a Dios, no elaboran sus planes en oración, y muchos menos, piden su consejo con la disposición plena de hacer su voluntad.

Dios está esperando que como el rey David, expongamos nuestros pensamientos, sentimientos, decisiones, planes, sueños y metas ante Él; que encomendemos nuestros caminos en sus manos, para que nos guíe a feliz puerto, para que en todo seamos prosperados, para advertirnos de peligros, para prepararnos para las pruebas, para darnos la seguridad y fortaleza que necesitamos para enfrentar con victoria todas las situaciones de la vida. Ahora bien, es necesario recordar que los planes de Dios Padre están muy por encima de los nuestros y que su propósito es hacernos felices y darnos todo aquello que hemos anhelado y aún, mucho más, en el momento justo, en el tiempo preciso, donde todo es bendición para nuestra vida.

Esta determinación de colocar la vida y las decisiones en manos del Señor, y la disposición de obedecerlo en todo, nos guardará del peor obstáculo que podemos tener y del peor enemigo para el cumplimiento de los planes de Dios en nuestra vida: Nuestro propio corazón. Dios conoce hasta las intenciones de nuestros pensamientos y sabe que nuestro corazón es impredecible y que nos puede engañar. Por eso, reiterativamente nos invita: “Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26).

También el rey David nos da ejemplo cuando permite que el Señor examine el estado de su corazón, y reconoce su debilidad y su tendencia al mal, comprendiendo que la única manera de ser guardado es dejar que Dios lo guíe paso a paso. Esta es la tarea del Espíritu Santo, y por eso nuestra vida debe ser rendida momento a momento a su soberanía. Pero el más conmovedor y maravilloso ejemplo es el mismo Señor Jesucristo, quien sometió plenamente su voluntad a la de su Padre, por amor, en una constante oración, en una vivencia permanente: “Hágase tu voluntad y no la mía”.

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, hoy entiendo que conoces muy bien mi corazón, por eso sabes lo que necesito verdaderamente; guíame según tus pensamientos y enséñame a conducirme fielmente por tus caminos. Gracias por escucharme, Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

jueves, 18 de octubre de 2012

Una vida con sentido y felicidad


“…Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10b)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Juan 10:27-29; Lucas 19:2-10

Este fue el mensaje que un día escuchó una mujer quien a pesar de sus notables éxitos profesionales, se veía afligida por una sensación de vacío e insatisfacción. Esta amiga mía, era calificada como muchas otras de “buena persona”, es decir, de aquellas que conocemos como bondadosa, de buen carácter moral, de integridad y buenas costumbres. Sin embargo, no sentía gozo alguno, no manifestaba realización, ni tenía seguridad de poder alcanzar la felicidad, así que se preguntaba: ¿Y de qué sirve todo esto, si por dentro soy otra persona muy distinta a la que pretendo reflejar?

Un buen día la invité a una de las reuniones que junto con mi esposo, realizábamos con profesionales, a los cuales les enseñábamos a conocer a Dios y la vida con sentido y felicidad que Él ofrece. El mensaje basado en la verdad de Dios, era sencillo pero convincente, aseguraba que una persona puede ser feliz, tener paz y realización sólo permitiéndole a Jesucristo que entre a su vida, para ser su Señor y Salvador.

Esto ha sido real a través de la historia de la humanidad y sigue siendo real hoy, para todos aquellos que decidan aceptar esta verdad. En tanto mi amiga escuchaba el mensaje, yo pedía en mi corazón al Espíritu Santo que tocara esa vida. Esa noche entregó su vida al Señor y más tarde, ella expresaba que desde ese momento, todas las cosas que le abrumaban quedaron atrás, y que un gozo inexplicable se apoderó de ella haciéndole experimentar la verdadera felicidad.

Esta es una clara demostración del poder del Señor para transformar una vida frustrada en una nueva vida con sentido y llena de felicidad. Querido lector, los mismos extraordinarios resultados suceden hoy; pues no cabe la menor duda de que Jesucristo sigue afectando con su toque milagroso los corazones de los necesitados hoy en día, porque Él ha venido a buscar y salvar lo que se ha perdido. Sólo tenemos que ser sensibles a su amor y decidir lanzarnos en sus brazos y para esto debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

-Comprender que es necesario aceptar el ofrecimiento que Jesús nos hace de entrar a nuestra vida para siempre

-Luego de invitarlo a morar a nuestro corazón es necesario entregarle el control de todo nuestro ser

-Aceptar que Jesucristo manejará nuestra vida de tal manera que en nosotros se manifieste su carácter amoroso y comprometido

-Estar dispuestos a oír su voz para seguirlo, de la misma manera como la ovejita lo hace con su pastor

-Avanzar seguros y firmes no desfalleciendo ni volviendo atrás, con la confianza puesta en su promesa de que nada nos podrá separar ya de su amor.

HABLEMOS CON DIOS

“Dios eterno, ¿Cómo olvidarme de la obra de amor y salvación que hiciste en mí? Le has dado valor a mi vida. Me has enseñado a vivir con intensidad y felicidad, con sentido y realización. Enséñame a rendirme cada día y momento a momento a tu voluntad, para que tu vida se manifieste permanentemente en mí y a través de mí, en todos los que me rodean. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 15 de octubre de 2012

Conociendo a Dios


“¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía” (Job 42:3)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Job 42:1-6; Jeremías 9:23-24; Efesios 3:14-21

Con estas palabras, Job reconocía que había sido un error en su vida contentarse con un conocimiento superficial de Dios. Siendo Él nuestro Creador, Diseñador, Sustentador, Salvador y Padre, la vida del hombre no puede permanecer separada de Él por mucho tiempo sin experimentar caos, vacío, dolor y muerte. Ahora, cuando sus recursos se habían consumido, cuando su fortaleza se había ido, cuando ya no le quedaba nada, cuando incluso su fe tambaleaba, Job reconocía su debilidad espiritual, y lamentaba no haber invertido su vida en conocer mucho más profundamente a Dios, su amor, su poder, su misericordia, su perfecta voluntad. Ahora que comprendía quién era Dios, su Padre amoroso pero firme, el Omnipotente que sustentaba el Universo, el Todopoderoso que tenía bajo su control todas las cosas, estaba dispuesto no sólo a escuchar y a oír, sino a ser enseñado.

Cuando oímos, tan sólo recibimos una información que fácilmente podemos olvidar; pero cuando conocemos, podemos ver con nuestros ojos. Cuando conocemos a Dios no sólo enriquecemos nuestra vida espiritual, sino que vemos su poder en todo lo que hacemos, en nuestros pensamientos, acciones y sentimientos. Todo cambia notoriamente, dando con esto evidencia de la obra de Dios en nuestra vida; nuestra mente se hace lúcida, nuestros sentimientos se estabilizan, nuestra voluntad se hace firme y aún nuestro aspecto físico cambia. Esto es lo que llamamos experimentar salud integral.

Decida conocer a Dios para que pueda verlo actuando de manera clara y palpable en su vida, transformando su corazón, trayendo bendición a su entorno, como sucedió con la vida de Job. Para lograr este objetivo, tenga en cuenta los siguientes aspectos:

-Escuche la voz de Dios todos los días, leyendo y estudiando su Palabra como modo de vida

-Medite en lo aprendido, guardando las enseñanzas en su corazón y aún memorizándolas para nunca olvidarlas

-Ponga en práctica de inmediato todo lo que Dios le enseña, asumiéndola como su verdad y principio rector de su vida

-Persevere en la obediencia a los principios y mandatos divinos hasta que vea todas las promesas cumplidas en su vida

-Enseñe estas verdades a otras personas, dando testimonio de la fidelidad de nuestro Padre Dios para con todos aquellos que le aman y guardan su Palabra

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, hoy entiendo que desde siempre te has manifestado al mundo de infinitas maneras, te has dado a conocer. En este momento de mi vida decido acercarme a Ti para expresarte mi gran necesidad de conocerte, de experimentar tu amor, de rendirte mi voluntad, para que seas Tú quien me dirijas. Te pido que me ayudes a perseverar en esta decisión, y que no me contente con escuchar de Ti, sino que siempre anhele conocerte a Ti. Anhelo verte con mis ojos. Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 8 de octubre de 2012

No hay nada difícil para Dios


“¡Oh Señor Jehová! He aquí que Tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti” (Jeremías 32:17)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Jeremías 32; Salmo 91; Isaías 3:10

Cuán maravilloso es saber que nuestra seguridad está en el Dios de los imposibles y que Él vive en nuestro corazón. Cómo nos llena de consuelo y esperanza entender que “nada es imposible para Él”. Pero para disfrutar en todo momento y situación de este poder, es necesario vivir continuamente atento a sus consejos justos e instrucciones sabias, entregar nuestra vida para que Él la dirija, nuestros caminos para que Él nos guíe.

Esto fue lo que hizo el profeta Jeremías quien pronunció esta hermosa declaración de fe, en un momento muy crítico de la historia de su pueblo, cuando estaban a punto de ser invadidos por un pueblo mucho más fuerte y numeroso, y todos los habitantes se encontraban atemorizados, la economía había caído de manera catastrófica y en medio de estas circunstancias, Dios ordena a Jeremías adquirir un terreno. Jeremías obedece al instante dirigiendo una oración en la que ratifica su confianza en la sabiduría, en la justicia y en el inmenso poder de su Padre Dios.

La respuesta de Dios fue sin medida “He aquí yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? Y luego la promesa: “Heredades comprarán por dinero… porque yo haré regresar sus cautivos, dice Jehová” (vers. 44). Cuánta seguridad darían estas palabras al corazón del profeta. Ya no importaban las circunstancias críticas que lo rodeaban, él sabía que no estaba solo. A su lado estaba Uno más grande y más fuerte que cualquier problema o dificultad.

A lo mejor hoy usted puede estar atravesando por alguna necesidad, un dolor o un peligro. Recuerde que la oración es el arma más poderosa que tenemos los hijos de Dios, la mayor fuente de poder y fortaleza y el mejor recurso para hacer que lo imposible se haga realidad. Hoy usted y yo tenemos la oportunidad de ver señales, prodigios y milagros realizados por la mano de nuestro buen Dios. Sólo necesitamos vivir con la seguridad que le pertenecemos, que somos sus hijos, asegurándonos que cada pensamiento, acto y decisión que tomemos, busque agradarlo y bendecirlo. Entonces viviremos con la confianza que Él irá delante de nosotros como poderoso gigante, allanando montañas, desbaratando cerrojos, abriendo caminos de bendición para nosotros.

Si hoy decidimos habitar al abrigo del Altísimo, entonces experimentaremos la sombra del Omnipotente. Si hoy decidimos poner al Señor por nuestra esperanza, al Altísimo por nuestra habitación, no nos sobrevendrá mal, ni plaga tocará nuestra morada. Él enviará ángeles delante de nosotros para que nos guarden, para que nuestro pie no tropiece en piedra.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre bendito, hoy reconozco que no hay ningún problema o dificultad que sea más grande que Tú. No importa lo que pase a mi alrededor, debajo de tus alas siempre estaré seguro Por eso te digo como el salmista: Tú eres mi esperanza, mi castillo, el Dios en quien confiaré, el Dios que me responde, el Dios que me libera de la angustia, por tanto te alabaré y te glorificaré toda mi vida. Amén”.

Lolita Cuz de Chamorro.

viernes, 5 de octubre de 2012

De rodillas ante Dios (parte 1)


“Hijitos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso” (2 Crónicas 29:11)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 66:13-20: Marcos 9:2-29

Así como el ejercicio físico mantiene en buenas condiciones el estado de nuestro cuerpo, así la oración mantiene nuestra vida espiritual sana, dinámica y vigorosa. Es necesario aprender a cultivar una vida rica de oración y de estudio de la Biblia, como elementos esenciales para mantener y disfrutar de los beneficios de la vida cristiana en forma permanente.

Jesucristo con su propia vida nos hace conscientes de la importancia de una búsqueda incesante de la presencia del Padre a través de la oración, como nuestra más grande necesidad y como el real propósito para el cual Dios nos ha escogido. En múltiples ocasiones, las Sagradas Escrituras nos relatan aquellos sublimes tiempos tan definitivos en la vida del Hijo de Dios. Era habitual por ejemplo, que el Señor se levantara de madrugada, y aún muy oscuro, se apartara solo a un monte para orar. También lo vemos buscando el legítimo descanso espiritual y físico, luego de una extenuante jornada de trabajo y cuando todo el mundo procuraba retirarse a su casa para reposar, no en el sueño corporal sino en la soledad con su Padre. Podía pasar noches enteras orando, tomando fuerzas, aliento y dirección. Nunca estuvo cansado como para no orar. Sabía que el éxito de su ministerio dependía de buscar a su Padre en oración.

Antes de tomar decisiones trascendentales como la de elegir quienes le acompañarían en su ministerio y continuarían su labor, también pasó mucho tiempo en oración. Antes de ir con la gente para sanarles, liberarles y enseñarles, Él se suplía de la fuente inagotable de poder sobrenatural a través de la oración, como en el evento de la transfiguración, donde toda la gloria del Padre se hace manifiesta en su rostro y hasta en sus vestiduras.

Inmediatamente baja al valle y encuentra a un joven que necesita ser liberado de un espíritu que lo atormentaba de la manera más terrible y a quienes sus propios discípulos no habían podido ayudar. Con una palabra llena de poder de lo alto, Jesús libera a este joven de su espantosa atadura. Ha pensado qué trascendentales eventos sucedieron después de cada oración y qué habría sucedido si Jesús no hubiera recibido dirección de su Padre a través de la oración. ¿Consulta usted a Dios todos los días y antes de tomar cualquier decisión? Si Jesús, el Hijo de Dios con todo su poder, necesitaba orar, ¡cuánto más nosotros con todas nuestras debilidades y necesidades!

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Dios, gracias por recordarme que mi prioridad es estar delante de Ti, que es en tu Presencia donde Tu Espíritu me fortalece, me enseña y guía para vivir cada día como digno hijo tuyo, trascendiendo a la eternidad”.

Lolita Cruz de Chamorro.

miércoles, 3 de octubre de 2012

El Perdon


El secreto para sanar
"Hombre, tus pecados te son perdonados” (Lucas 5:21)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Lucas 5:17-26; 1 Juan 1:8-9

Hoy les invito a que nos detengamos un momento y meditemos sobre la necesidad y la trascendencia del perdón, este bálsamo refrescante que sana, suaviza y cicatriza toda herida, por profunda que esta sea.

En la Palabra de Dios, encontramos admirables promesas y verdades que nos dan luz sobre el camino a seguir, cuando a causa de un corazón dolido, hemos acumulado un sinnúmero de sentimientos negativos que menguan nuestra vida, restan nuestras fuerzas y nos debilitan frente a los desafíos, haciéndonos perder el sentido y propósito de nuestra existencia.

Me refiero a la amargura, el odio, el resentimiento, la profunda tristeza, la decepción, la frustración, el deseo de venganza, y muchos otros, causados por errores que otros han cometido contra nosotros.

El origen de la palabra usada en el idioma hebreo para referirse al “perdón” en el pasaje citado inicialmente, “salach”, significa también “absolver a alguien”, “liberar” a alguien de la carga de su ofensa, y hace referencia exclusivamente a una prerrogativa divina. El contexto del pasaje nos relata algo extraordinario y sublime. El perdón otorgado por Jesús, a este hombre paralítico que en un acto de fe, había sido bajado a través del techo por sus familiares y amigos, siguió un sobrenatural suceso. El amor divino liberaba su espíritu, quitaba de su alma la culpa y al ser liberado de la carga de su pecado, su cuerpo al instante experimentó una sanidad total, al punto que sus piernas recibieron fuerza, pudo levantarse de su postración y glorificar al Dios cuyo amor le había salvado.

El perdón sana, trae prosperidad, reduce riesgos de salud, alegra el Espíritu, nos ayuda a superar nuestras carencias, nos ayuda a ver posibilidades que el mundo nos ofrece, nos hace vivir en paz y armonía.

Este es justamente el efecto del perdón. Lamentablemente, muchas personas siguen aferradas a la ofensa, negando el perdón, y por tanto, toda posibilidad de producir libertad y sanidad no sólo a quienes cometieron la ofensa o el error, sino a ellas mismas, pues también la amargura es una cárcel que produce dolorosas condenas.

¿Desea usted experimentar la verdadera libertad?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor, hoy entiendo que el perdón es el método que has escogido para sanar mi corazón y aunque sea difícil para mí, no lo es para tu Santo Espíritu, quien me llena de poder sobrenatural para dejar atrás toda ofensa que otros han causado a mi vida, y experimentar tu maravillosa libertad”

martes, 2 de octubre de 2012

La reconciliación con Dios.


El incomparable regalo de la Reconciliación
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2)

PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Corintios 5:17; Jueces 6:1-16

Cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, recibimos el maravilloso regalo del perdón. Nacemos de nuevo, a una vida espiritual que antes no teníamos. Ya no somos guiados por nuestros propios impulsos sino por el Espíritu de Dios. Tenemos ahora la capacidad de hacer lo bueno y agradable a los ojos de Dios y vivir cosechando sus bendiciones. Esto nos lleva a la sin igual experiencia de la reconciliación.

En primer lugar, nos reconciliamos con Dios: Al limpiar nuestros pecados, podemos acercarnos a su Santidad, podemos disfrutar de su Presencia. Ya no nos sentimos extraños ni hostiles. Ya no necesitamos estar a la defensiva con Dios. Ahora, sentimos deseos de acercarnos a Él y descubrir nuestro corazón en su Presencia, abandonarnos en sus brazos y disponiéndonos para atender a sus Palabras y para seguir sus instrucciones y enseñanzas.

En segundo lugar, nos reconciliamos con nosotros mismos. Ya no nos vemos a través de nuestros propios ojos, ya no a través de nuestro pasado ni de nuestros fracasos. Ahora nos vemos como nuevas criaturas, sanadas y limpiadas, restauradas y renovadas. Con un espíritu nuevo y vivo, conectado al Espíritu de Dios, recibiendo de Él el impacto de su amor, su poder y su perdón. Ahora somos capaces de agradar a Dios con nuestros pensamientos y acciones, con nuestra vida misma. Aprendemos a vivir de manera distinta, no mirando atrás, no quedándonos en el pasado, en la culpa ni en la condenación. Sencillamente, aprendemos a vernos como Dios nos ve: Amados, perdonados, con naturaleza divina, con unción y con autoridad para extender su reino.

Pero, hay algo más. La reconciliación es un milagro de amor, de paz y de perdón que ocurre en nuestros corazones pero que no se puede detener allí. Tiene que fluir, tiene que contagiar a otros, tiene que tocar otras vidas, sanarlas también, restaurarlas y así ir produciendo verdaderos Agentes de Cambio, personas que van a empezar a sembrar amor en lugar de odio, perdón en lugar de rencor, misericordia en lugar de venganza. Así como el odio y la venganza es como una bola de nieve que va creciendo y destruyendo todo a su paso, arrastrando muchas veces a inocentes que no tuvieron nada que ver con la ofensa o el error; así el amor y el perdón van desarmando corazones, sanando espíritus y devolviendo la paz y la prosperidad a los individuos, a las familias y a comunidades enteras.

¿Está usted disfrutando la reconciliación?

HABLEMOS CON DIOS

“Señor Jesús, necesito que tomes el trono de mi vida para que pueda experimentar la reconciliación, la cual me permite disfrutar plenamente de mi nueva condición de hijo de Dios, disfrutando del poder que vence el pecado y la muerte, y convirtiéndome en instrumento útil en tus manos para la reconciliación del mundo. Sólo cuando experimento su perdón sanador y tu amor restaurador, puedo perdonarme a mí mismo, verme en mi nuevo potencial para hacer lo bueno y llevar a otros a vivir esta misma maravillosa condición de paz. Amén”.

Lolita Cruz de Chamorro.

lunes, 1 de octubre de 2012

La honra


Honra a los Padres
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Marcos 1:11; Isaías 43:1, Proverbios 20:20

Estamos ante un mandato del Padre a todos los hijos del mundo, para que sean felices, para que sean prosperados en todo, para que vivan muchos días buenos. Lamentablemente estamos presenciando uno de los sucesos más dolorosos de todos los tiempos, y es el hecho de ver morir la juventud. Violencia, suicidios, accidentes, maltratos, abusos, drogadicción, y muchas otras amenazas intentan todos los días destruir lo más valioso que puede tener una sociedad: su futuro representado en sus jóvenes y niños. Esto tiene una causa espiritual muy clara y advertida por el Señor desde hace miles de años: El hijo que no honra al padre, sino que le causa dolor y tristeza, que no lo respeta, que no lo tiene en cuenta, que habla mal de él… se le apagará su luz como en oscuridad tenebrosa.

Con tristeza tenemos que reconocer que hemos levantado una generación que no honra a sus padres. No hemos enseñado a los niños y jóvenes de esta generación, a tratar con respeto a sus mayores, a estimar las “canas” y a acatar el consejo sabio del anciano. Sin embargo, este mandato del Señor busca justamente proteger la familia, guardar la vida de los jóvenes. Si les enseñamos este principio, que es la voluntad de Dios, si fortalecemos la familia a partir de la honra a los padres, podremos recuperar la bendición y la unidad al interior de se vivencia de la honra a los padres como un mandamiento con promesa de bendición sobre la vida de los hijos.

Una de las cosas que más cuesta en la vida es perdonar, especialmente si se trata de aquellos que amamos intensamente, y de quienes esperamos siempre lo mejor. El Salmo 55:12-14, describe muy bien esta situación de la siguiente forma: “Porque no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado; ni se alzó contra mí el que me aborrecía, porque me hubiera ocultado de él; sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía, y mi familiar; que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de Dios”

Si el daño causado por un amigo genera tanto dolor, ¿cuánto más puede generar dolor el daño causado por nuestros padres? Cuando quien nos afrenta es nuestro progenitor, sin duda alguna se va a dificultar mucho la honra, aunque sea un parámetro establecido por Dios. Personalmente, he conocido a muchas personas que teniendo este tipo de dificultad con sus progenitores, han logrado superarlas al tener un encuentro de amor con Dios como Papá.

Precisamente una de las bendiciones más grandes que hemos recibido del Señor, es el regalo de la Teoterapia de Dios Padre, que nos permite relacionarnos con Dios como el Padre amoroso, tierno y perdonador que no tuvimos; sanando todas las heridas de nuestro corazón. Es a través del trato de Dios a nuestra vida que podemos perdonar y aprender a amar a nuestros padres y establecer una mejor relación con ellos como hijos.

Es necesario entonces, acercarnos al autor de la reconciliación, Jesucristo, quien hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres.

HABLEMOS CON DIOS

“Señor te doy gracias en este día porque solo Tú puedes darme a conocer el verdadero amor del Padre. Hoy te ruego que sanes en mi alma y en mi corazón las heridas causadas por los errores de mis progenitores; te pido que me enseñes a honrarlos y amarlos. Hoy me entrego en tus manos para comenzar la más excelente relación de hijo a Padre, y que así mismo me guíes en una excelente relación con mis padres terrenales. Te doy gracias, Amén.”

Lolita Cruz de Chamorro.