El gozo en medio de las dificultades
“Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación”. (Habacuc 3:18)
PASAJE COMPLEMENTARIO HABACUC 3
La alegría está asociada con circunstancias agradables, como una buena noticia, un logro, un éxito, etc. Pero cuando estas circunstancias cambian o se vuelven adversas la “alegría” llega a su fin, y la sensación de vacío, de tedio y de dolor vuelve a aparecer. Por esto, la Palabra de Dios no nos habla exactamente de alegría sino de “gozo”.
El gozo es un sentimiento de satisfacción y realización interno, que se experimenta independiente de las circunstancias, y es parte del fruto del Espíritu Santo, junto con el amor, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la fe, la mansedumbre y la templanza.
El gozo interno viene de la presencia de Cristo y de la obra del Espíritu Santo en nuestro corazón. En su origen hebreo, la palabra “gozo”, significa “estar feliz”, “danzar o saltar de gozo, y dar vueltas”. La pregunta que debemos hacernos es: ¿una persona puede estar alegre cuando enfrenta problemas y dificultades? ¿O el gozo termina cuando aparece el dolor y las adversidades? La respuesta natural es que la alegría depende de las buenas noticias y situaciones, pero la Palabra de Dios plantea claramente que en medio de las dificultades es posible tener gozo y alegría.
Como lo describe el profeta Habacuc, el pueblo de Judá, estaba atravesando una situación muy desalentadora, las cosechas se habían perdido y los rebaños estaban desbastados. Sin embargo, en medio de ese panorama, el profeta Habacuc afirma, que puede regocijarse en el Señor. Las circunstancias no controlaban los sentimientos de Habacuc, sino la fe en el poder de Dios para darle fortaleza.
Cuando nada tenga sentido para nosotros y cuando los problemas parezcan ser más grandes de lo que podamos soportar, podemos recordar que Dios nos fortalece y es nuestra ayuda. El verdadero gozo viene cuando quitamos los ojos de las dificultades y los ponemos en Dios. Cuando conocemos a Dios como Verdadero Papá, tenemos confianza plena en los momentos difíciles, somos fortalecidos por su presencia y sabemos que al final siempre saldremos victoriosos.
HABLEMOS CON DIOS
Padre mío te doy gracias porque contigo puedo cantar y danzar, alegrarme y confiar en que tú harás siempre lo mejor. Me gozo en tu palabra, me gozo en tu poder y misericordia, amén.
PASAJE COMPLEMENTARIO HABACUC 3
La alegría está asociada con circunstancias agradables, como una buena noticia, un logro, un éxito, etc. Pero cuando estas circunstancias cambian o se vuelven adversas la “alegría” llega a su fin, y la sensación de vacío, de tedio y de dolor vuelve a aparecer. Por esto, la Palabra de Dios no nos habla exactamente de alegría sino de “gozo”.
El gozo es un sentimiento de satisfacción y realización interno, que se experimenta independiente de las circunstancias, y es parte del fruto del Espíritu Santo, junto con el amor, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la fe, la mansedumbre y la templanza.
El gozo interno viene de la presencia de Cristo y de la obra del Espíritu Santo en nuestro corazón. En su origen hebreo, la palabra “gozo”, significa “estar feliz”, “danzar o saltar de gozo, y dar vueltas”. La pregunta que debemos hacernos es: ¿una persona puede estar alegre cuando enfrenta problemas y dificultades? ¿O el gozo termina cuando aparece el dolor y las adversidades? La respuesta natural es que la alegría depende de las buenas noticias y situaciones, pero la Palabra de Dios plantea claramente que en medio de las dificultades es posible tener gozo y alegría.
Como lo describe el profeta Habacuc, el pueblo de Judá, estaba atravesando una situación muy desalentadora, las cosechas se habían perdido y los rebaños estaban desbastados. Sin embargo, en medio de ese panorama, el profeta Habacuc afirma, que puede regocijarse en el Señor. Las circunstancias no controlaban los sentimientos de Habacuc, sino la fe en el poder de Dios para darle fortaleza.
Cuando nada tenga sentido para nosotros y cuando los problemas parezcan ser más grandes de lo que podamos soportar, podemos recordar que Dios nos fortalece y es nuestra ayuda. El verdadero gozo viene cuando quitamos los ojos de las dificultades y los ponemos en Dios. Cuando conocemos a Dios como Verdadero Papá, tenemos confianza plena en los momentos difíciles, somos fortalecidos por su presencia y sabemos que al final siempre saldremos victoriosos.
HABLEMOS CON DIOS
Padre mío te doy gracias porque contigo puedo cantar y danzar, alegrarme y confiar en que tú harás siempre lo mejor. Me gozo en tu palabra, me gozo en tu poder y misericordia, amén.
Lolita Cruz de Chamorro.