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martes, 12 de junio de 2012


Lo maravilloso de descansar en Dios
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 11:28-30

Jesús mismo nos advierte que vendrán momentos de prueba y aflicción de vez en cuando, pero ante ellos nos garantiza su presencia y nos asegura la victoria. Nos enseña que aun lo aparentemente negativo, ayuda a los que amamos a Dios, y que el sufrimiento de hoy es bendición del mañana.

La Biblia está llena de promesas de consuelo y de paz, en las que Dios nos invita a colocar nuestra necesidad delante de él, depositando como una semilla en un terreno fértil, nuestro granito de confianza, el cual cae en la buena tierra que son las promesas de Dios y tarde o temprano tendrá que dar fruto.

No temamos entonces frente a un dolor, quebrantamiento o adversidad, más bien oremos detallando específicamente nuestra situación; confesemos en fe que en él está la solución. Agradezcamos por ello y gocémonos en la respuesta venidera

El Salmo 37 versículos del 3 al 6, nos muestra claramente el camino a seguir, cuando nos dice: «Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía.»Con base en esta promesa, iniciemos acciones de fe, que consisten en pensar, hablar y actuar; cambiemos la tristeza en alegría, el pesimismo en esperanza y no nos concentremos más en el problema, sino meditemos en la solución. Si hoy está atravesando alguna dificultad, cobre ánimo ahora mismo. Las dificultades serán llevaderas si se le dejan al Señor y le pide que éstas sirvan para hacerlo (a) mas fuerte en su fe.

Aprendamos del Señor cuando nos dice en Jeremías 15:19: «...si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca».

HABLEMOS CON DIOS

“Mi dulce Señor, te quiero agradecer porque tu presencia en mí, es el descanso que mi alma necesita. Te agradezco porque llevaste mi pecado y me diste una nueva vida con sentido y felicidad. Te pido que me enseñes a cultivar una hermosa relación contigo para no perder en ningún momento el gozo y la paz que tanto anhelo, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

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