Vistas de página en total

martes, 26 de junio de 2012

JERUSALÉN


Jerusalén, tierra de prosperidad
“Pedid por la paz de Jerusalén, sean prosperados los que te aman”. (Salmos 122:6)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 122

Al estudiar este salmo vemos que por el sólo hecho de amar a Jerusalén, la Tierra de Dios, y orar por su paz y bienestar, nuestras vidas comienzan a ser bendecidas y prosperadas.

Hay un hombre en la Biblia, Daniel, en quien claramente se refleja la bendición de Dios por amar su Tierra. La Biblia nos relata que siendo muy joven, fue llevado cautivo de Jerusalén a Babilonia. Allí, a pesar de su situación desventajosa, continuó con la búsqueda y el anhelo de agradar al Señor, lo que se reflejó en una sabiduría que nadie podía superar. Esto hizo que el rey le tuviera a su lado como asesor personal, pues en todo lo que Daniel opinaba y hacía se notaba la bendición de Dios. Su vida era tan próspera y bendecida, que produjo celos y envidias entre los gobernantes de aquella época, quienes buscaron su caída.

Daniel era intachable y nada reprensible encontraron con lo cual pudieran acusarle delante del rey en lo relacionado al reino, así que buscaron motivo en relación con su fidelidad a Dios. Lograron que el rey promulgara un edicto a través del cual se castigaba con la muerte en el foso de los leones, a aquel que no se arrodillara delante del rey y lo reconociera como Dios. Al enterarse de la prohibición, Daniel entró a su casa y como siempre lo hacía, abrió las ventanas de su habitación que daban hacia Jerusalén y oró y dio gracias al Señor. Como era de esperarse, Daniel fue echado en el foso de los leones; pero el fin de la historia es bastante esperanzador, ya que el Señor le salvó prodigiosamente y el rey reconoció al Dios de Daniel como el verdadero Dios.

Curiosamente todos los grandes hombres y mujeres de la Biblia tuvieron que ver, de manera directa o indirecta, con Jerusalén, desde donde Dios les bendecía en donde quiera que se encontraban. En muchos salmos se encuentra la frase: «Dios te bendiga desde Jerusalén», «Dios te sostenga desde Sión», recordándonos que desde allí Dios también anhela bendecir y prosperar nuestras vidas.

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Padre, hoy entiendo que tu tierra amada Jerusalén tiene una bendición especial para mi vida. Permíteme ir allá para disfrutar de tu presencia y consuelo; quiero que mis pies caminen sobre las huellas frescas de tu Hijo Jesús, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario