Con el Corazón
“Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”. (Lucas 6:38)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Proverbios 23:26; Lucas 6:27-36
Paradójicamente, esta ley espiritual parece ser la única alternativa para triunfar en medio de la crisis por la que atravesamos en la actualidad. En tiempos tan difíciles como estos, el Manual de la Vida nos recomienda: «Dad». Dar lo mejor de nosotros mismos, nuestro mejor tiempo, nuestra mejor expresión de cariño, nuestro mejor saludo, nuestra mejor sonrisa, nuestro mejor consejo, nuestra mejor actitud. Esto nos lleva a entender que la mejor dádiva es la que sale del corazón y no solamente las dádivas materiales.
Está comprobado que la persona que aprende el secreto del dar, desarrolla alegría y propósito para vivir, descubre la clave para la felicidad. Por algo el Señor Jesucristo nos enseña: «Más bienaventurado es dar que recibir» (Hechos 20:35b).
Dar es un acto de fe en Dios, es un compromiso que asumimos con Él, pues no es tanto dar a otro, es más bien dar a Dios, porque creemos lo que Él nos dice y aceptamos lo que Él nos propone. Dar es una semilla que se siembra en el mismo corazón de nuestro Padre, en una tierra abonada por sus promesas y la verdad de su Palabra, germinada de vida por el Espíritu Santo y que finalmente tiene que abrirse para dar paso a un fruto: el fruto de la bendición de Dios.
Dé lo mejor en su trabajo, en su casa, en su estudio, en cada una de las actividades que realice en el día de hoy. Pero ante todo dé lo mejor a Dios: su mejor oración, su mejor tiempo, su mejor actitud. De esta manera conquistaremos el corazón de Dios y podremos estar seguros de que la promesa dada por Él, se cumplirá en nuestras vidas.
Tenga en cuenta que Dios promete, y es a su vez quien paga. Él mismo dará la recompensa a quien está dispuesto a practicar la ley del Dar. Recuerde: medida buena, apretada, rebosante y remecida será la que pongan en el regazo del que se atreve a creerle a Él.
HABLEMOS CON DIOS
“Amado Padre, te doy gracias porque me diste lo mejor “Tu Hijo”. Enséñame a valorar ese hermoso regalo cada día para cultivar un corazón agradecido y para dar también siempre lo mejor y con la mejor actitud de corazón, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.
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