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jueves, 12 de julio de 2012

Hijo mio te espero


Vuelve Hijo Mío
“...y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes”. (Lucas 15:12)
PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Crónicas 30:6-9; Jeremías 2:1-37
Vuelve hijo mío... es el continuo llamado de Dios a sus hijos. El experto en perdonar espera hoy que decidamos volver nuestro corazón a Él.
Recordemos el ejemplo del hijo pródigo que cansado de sentirse limitado, anhelando la independencia, incapaz de soportar más el cuidado de su padre, creyendo que se estaba perdiendo de grandes cosas; pidió a éste la parte de su herencia, buscó ser su propio dueño y desperdició en poco tiempo lo que su padre le había entregado. Así mismo, cuando Dios ve que despreciamos la vida que Él nos brinda, nos deja en libertad de vivir lo que nosotros creemos que nos hará felices.
Dios nos llevará a descubrir por medio de la prueba o la adversidad que el alejarnos de Él para vivir nuestra propia vida, no es sino cambiar un yugo liviano por uno pesado y difícil, y dejar a un padre amoroso por muchas ilusiones pasajeras, que terminan siempre dejando profundas huellas de dolor y pena en nuestro corazón.
Cuando decidimos que nuestra vida es mejor al lado de Papá, que estar cerca de él no es perder la libertad sino ganar la bendición, que estar bajo su autoridad no es esclavitud sino la mayor realización, damos el primer paso para la vida plena, excelente y abundante, llena de poder y de desafíos, para alcanzar el vuelo del águila imperial, dejando a nuestro paso, una estela de bendición.
Meditando en esta gran enseñanza, es tiempo de reconocer que muchas veces nos equivocamos, y le volvemos la espalda a Dios, cuando Él siempre ha estado dispuesto a llevarnos cada día por el camino de la victoria, aún en medio de las circunstancias más difíciles. Nunca esperemos a que las cosas se pongan tan difíciles como lo fueron para este hijo ingrato, no tenemos necesidad de vivir tal desolación y escasez; miremos al único que puede ayudarnos y guiarnos con inteligencia a las buenas decisiones.
Él es feliz procurando nuestra propia felicidad. Como Padre, lo que quiere es nuestra realización y bienestar, y aun más, pues es el Padre Celestial «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?» (Mateo 7:11).
HABLEMOS CON DIOS
“Amado Padre, comprendo tu gran amor y misericordia a través de esta meditación. Gracias por siempre darme una nueva oportunidad de empezar a tu lado. Reconozco que me he equivocado muchas veces por la dureza de mi corazón y por no entender quién eres. Espíritu Santo toma mi corazón y hazlo perfecto para vivir para agradar a mi Padre y disfrutarlo cada día, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

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