Un corazón limpio para Dios
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. (Salmo 51:10)
PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Juan 1:9; Jonás 2:1-10
Cuánta necesidad tenemos los hijos de Dios de pedirle cada día que nos dé, a través de su Espíritu, el poder para vivir una vida de integridad y rectitud y, por tanto, de libertad para con Dios y con nuestros semejantes.
Esto implica, en un acto de humildad, reconocer que nuestra vida sin su amor y sin su paz, está en crisis. Que estamos enfermos en algún área de nuestra vida, que cada vez nos enfrentamos con mayores problemas y menos respuestas, y que en el interior de nuestro ser, así como en el de todos los seres humanos, sólo hay caos, desilusión y vacío cuando estamos alejados de Dios.
Sólo entonces, el ser humano reconocerá la necesidad de ceder el control de su vida a Jesucristo, decidirá seguir sus instrucciones y comenzará un proceso crítico y progresivo, que culminará en la formación de la imagen misma de Cristo en su vida. Aprenderá a ir a la Fuente de Vida y Salud en forma constante y permanente, para ser renovado en su visión y habilitado para continuar viviendo en integridad delante de Dios.
De esta manera, podemos tener comunión perfecta con Él, nuestras oraciones no tendrán estorbo, experimentaremos sanidad física y emocional. Al ser libres de la culpa, disfrutaremos de la misericordia de Dios y de su prosperidad total, tendremos una vida de gozo permanente, aconsejaremos sabiamente a otros, tendremos libertad de relacionarnos sin temores con las personas que nos rodean, y podremos ser efectivos testigos de Cristo, sin sentirnos falsos.
«Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti» (Salmo 51: 12-13).
Son demasiadas las bendiciones que se derraman sobre nuestra vida cuando nuestro corazón está limpio y transparente delante de Dios. Hagamos de esto un estilo de vida, de tal manera que seamos totalmente bendecidos y prosperados.
HABLEMOS CON DIOS
“Padre amado, hoy reconozco que he tenido un corazón duro contigo cuando argumento, dudo y me olvido de tus promesas. Te pido me enseñes a cultivar un corazón integro, limpio y completo para ti. Que día a día pueda vivir para agradarte y que tu Santo Espíritu me enseñe a ceder el control de todo mi ser para que tu Hijo Jesucristo pueda mostrarse a través de mi vida, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.
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