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miércoles, 4 de julio de 2012


¿De quién depende usted?


“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5-6)


PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Reyes 12:1-20


¡Qué sabia es la Palabra de Dios! cuando nos advierte del peligro que representa fiarnos de nosotros mismos, sin consultar a Dios, a la hora de tomar una decisión, escoger un camino o emprender una meta.


La confianza en sí mismo, es algo básico y fundamental para alcanzar resultados, pero cuando ésta proviene de la confianza en Dios. Fiarnos de nosotros mismos antes que de Dios, es pensar que somos más sabios que Él y por tanto no tenemos necesidad de consultarle y pedirle que nos oriente y dirija. ¡He aquí, el gran problema de la humanidad! La Autosuficiencia: pensando que puede vivir sin el Diseñador, la criatura creyendo que no necesita las instrucciones de su Creador.


Por algo la Biblia nos compara con las ovejas. Éstos, son unos tiernos animalitos con un oído bastante desarrollado, pero muy cortas de vista, lo cual quiere decir que necesitan ser guiadas para estar a salvo. Si sólo se fían de sus ojos, las pobrecitas podrán rápidamente caer en un abismo, se lastimarán, no encontrarán los mejores pastos, o lo que es peor, caen presas del hambriento lobo. Más si ellas agudizan su oído y hacen caso a la voz de su pastor, siempre estarán seguras.


Apoyarnos en nuestro propio discernimiento, creernos sabios e infalibles, nos llevará a desaprovechar los ilimitados recursos divinos que todos tenemos a nuestro alcance y seguramente, a correr demasiados riesgos innecesarios. Por el contrario, reconocer a Dios en todos nuestros caminos, seguir sus indicaciones, atender a sus consejos, obedecer sus instrucciones, apartarse de caminos equivocados, será, como dice la Palabra de Dios: «Medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos» (Proverbios 3:8).


Si confiamos en Dios y le reconocemos en todos nuestros caminos, Él nos guiará por sendas de sabiduría, y aun si nos equivocáramos, Él nos corregiría, enderezaría nuestras sendas y de esta manera no habría ninguna posibilidad de fracasar o de salir heridos. La mejor manera de reconocer a Dios en nuestros caminos es a través de una permanente búsqueda, cada mañana; es el encuentro vital donde habituamos nuestro oído a su voz, aprendemos a creer, a confiar y a depender de él, donde nos preparamos para la victoria.


¡Comencemos hoy mismo y los resultados no se harán esperar!


HABLEMOS CON DIOS


“Amado Padre, quiero pedirte que me ayudes cada día a depender mas de ti, a buscar dirección tuya hasta para lo mas pequeño. Reconozco que muchas veces hago mi parecer y me equivoco. Te pido Señor que me hagas sensible a la dirección de tu Santo Espíritu para poder actuar con libertad, entendiendo que hago tu voluntad que es buena, agradable y perfecta, Amén”.


Lolita Cruz de Chamorro.

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