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martes, 24 de julio de 2012

El Mas Hermoso Anhelo


El anhelo más profundo
“Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová”. (Salmo 84:2a)

 PASAJE COMPLEMENTARIO: 2 Samuel 24:18-25; Salmo 95:1-11

Es en la oración donde el alma encuentra el gozo y la paz de Dios y esta es la razón por la que el anhelo de cada día, al amanecer, debe ser en primer lugar correr a ese manantial para beber el agua de su amor que llena nuestro ser, y de esta manera tener abundancia para dar.

Todos los hijos son amados por los padres, pero debemos reconocer que hay hijos especiales por su actitud. David fue uno de ellos. Él amó a Dios con todas sus fuerzas y con todo su corazón, nunca fue mezquino con Dios en el tiempo que dedicaba para buscarle, ni en sus manifestaciones de amor hacia Él.

Fue el hombre que estuvo dispuesto a dar lo mejor que tenía a su Padre: el mejor tiempo, la mejor actitud, la mejor ofrenda que era su vida misma, el mejor regalo que era su propio corazón, y la mejor canción que brotaba como un río de alabanza desde lo más íntimo de su ser.

Leer los salmos, es leer la exaltación más hermosa de amor que alguien pudo haber compuesto para el Creador. David no fue un músico, ni un compositor, simplemente fue un hombre enamorado de Dios.

Usted y yo, no hemos conocido un Dios menos extraordinario que el de David; por el contrario, cada uno de nosotros tiene innumerables testimonios acerca de la obra restauradora del Señor en nuestra vida. Cada uno ha vivido milagros y hechos prodigiosos, por la pura gracia, por el puro amor de nuestro Padre.

Decidamos hoy ser esos hijos especiales que conquistan el corazón de Dios, entregándonos sin reservas, buscándolo con intensidad, cantándole con ternura, presentándonos ante Su Presencia con humildad y gratitud, y sobre todo, obedeciéndole. No hay alabanza más grata para Dios que tener en cuenta sus palabras, no hay sacrificio más grande que obedecerle, no hay holocausto mayor que hacer como Él dice (1 Samuel 15:22).

¿Está usted dispuesto a cantar con todo su corazón, en gratitud y obediencia a Dios?

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Padre, reconozco que muchas veces mi oración y mi alabanza carecen de este amor tan intenso y profundo, pero a partir de este día anhelo que tu Santo Espíritu me enseñe a cantarte con un corazón limpio y agradecido contigo. Quiero ser un verdadero adorador que te alabe, que te adore en espíritu y en verdad, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

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