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martes, 10 de julio de 2012

El Amor y su Grandeza


Lo grande que es el Amor
“Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” (Juan 17:26)
PASAJE COMPLEMENTARIO: 1 Corintios 13:1-13
El amor es la más grande necesidad del ser humano, es el requisito fundamental para el desarrollo adecuado y equilibrado del niño, es la base de todo tratamiento de sanidad, es la clave para experimentar libertad, es el punto de partida para olvidar las ofensas del pasado y ser restaurados, y es el ambiente propicio para aprender.
El amor viene de Dios, Él mismo es amor. Así que todos los seres humanos, independiente de su raza, sexo o condición, necesitan conocer a Dios y experimentar su amor. En la medida en que nos acercamos a Él y aprendemos a conocerlo, somos impregnados por su Espíritu, de su amor sobrenatural. Poco a poco aprendemos a ser libres para expresarle a Él nuestro amor, nuestra gratitud y nuestra adoración. Todo nuestro ser va siendo transformado, liberado de sus esquemas mentales y paradigmas, de sus temores y sus dudas, las heridas del alma van siendo sanadas y los recuerdos ya no afectan. Esto es lo que hace posible que aquellos que se acercan a Dios comiencen a sentir y expresar más libremente su amor, ya que lo reciben de Él a manos llenas. Se vuelve fácil decir «te amo», «te quiero», «me siento feliz contigo», «eres importante para mí», «te extraño». La vida definitivamente, no es la misma.
Acérquese ahora a esa inagotable fuente de amor y deje que fluya desde su interior e impregne todo a su alrededor. Recuerde que el amor tiene grandes y diversas manifestaciones como: La amabilidad: la suavidad y delicadeza para decir todo lo necesario sin tener que lastimar; la aceptación incondicional y total del otro, la generosidad, demostrando constantemente disposición para dar lo mejor; la humildad: reconocer en todo momento los logros y virtudes del otro y cuánto puedo aprender de él; la cortesía, conservando siempre la educación y el respeto por el otro, sin importar las condiciones que se vivan; la abnegación: demostrando la capacidad de dar antes que reclamar; el buen carácter: conservando la calma, cuidándonos de no herir al otro; la pureza: manteniendo siempre las mejores intenciones, reconociendo los errores; la sinceridad: hablando y actuando con transparencia.
¿Puede usted decir que en su vida se manifiesta el amor de Dios?
HABLEMOS CON DIOS
“Gracias Señor por tu amor, porque ese amor me ha transformado, reconozco que soy una nueva persona ahora que estás en mi corazón. Te pido mi amado Señor que sigas derramando cada día de tu dulce amor, y así experimentar cada día el gozo, la salud y la paz que tanto necesito, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

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