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viernes, 16 de diciembre de 2011

¿Dios nos enseña a ser vencedores...?

Aprendiendo el secreto de los vencedores
«Si tú de mañana buscares a Dios, y rogares al Todopoderoso;...» (Job 8:5)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 119:57-72

He aquí el secreto de los vencedores; no es la fuerza, ni el poder, no es dinero, ni la belleza. La victoria consiste sólo en buscar a Dios; en tener la suficiente humildad, valentía y sabiduría para reconocer que por nosotros mismos nada podemos hacer.

No se trata de desconfiar de sí mismo, sino de entender que el hombre ha sido diseñado por Dios para depender de Él, cual lámpara que necesita conectarse a la fuente de energía para poder alumbrar y cumplir el verdadero propósito para la cual fue diseñada, porque de lo contrario, sólo será un simple adorno.

Cuando nuestra vida está conectada a la fuente de la vida que es Dios, se pone en funcionamiento todo nuestro potencial, se armonizan y sanan todas las áreas de nuestro ser, y en consecuencia, nos convertimos en antorchas capaces de comunicar calor a nuestro alrededor, y luz, para que otros encuentren el camino hacia la verdadera felicidad. «Si tu de mañana buscares a Dios, y rogares al todopoderoso, si fueres limpio y recto, ciertamente se despertara por ti, y hará prosperar la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande». (Job 8:5-7)

No importa la situación que esté viviendo hoy. Por difícil que sea, si decide buscar a Dios como prioridad máxima y vivir en integridad, Él va a levantarse con todo su poder para venir a su encuentro y cambiar aun las más duras situaciones por grandes oportunidades para bendecirle y prosperarle. Confíe en el Dios de amor que tiene el control de todo y cuida permanentemente de usted.

HABLEMOS CON DIOS:

“Señor, hoy te ruego que me enseñes el secreto de los vencedores. Que pueda entender que sólo los que vuelven sus ojos a Ti, están destinados a lograr el éxito en su vida. Permite que cada mañana me acerque a Ti, para que guíes mis pasos y así pueda vivir bajo el amparo y dirección de tu Espíritu. Amén”.
Autor: Lolita Cruz de Chamorro.

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