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sábado, 26 de mayo de 2012
El Dar sin mirar a quien
La bendición del Dar
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Mateo 6:38)
PASAJE COMPLEMENTARIO: LUCAS 8:1-3; 2 Corintios 9:1-15
Son varios los pasajes que podemos encontrar en la Biblia acerca de las bendiciones del dar, y es que dar significa proveer, ceder, proporcionar, transmitir y transferir algo. En el pasaje anterior el Señor nos desafía a dar y nos asegura recompensas grandes. Cuando decidimos dar, implica dar mucho más allá de lo material; además, implica cultivar una actitud gozosa al momento de hacerlo.
La Biblia hace referencia a la intervención oportuna de algunas mujeres en el ministerio de Jesús; que movidas por una sincera gratitud, por haber recibido un beneficio, se comprometieron a dar de sus bienes personales; como también de su tiempo y talentos, porque viajaban junto con Jesús y los discípulos a los lugares donde iban predicando el evangelio.
No cabe duda que ellas estaban felices por haber conocido al ser más maravilloso, a Jesús, quién les había brindado la oportunidad de comenzar una nueva vida, dándoles el regalo de la salvación. Jesús, les había mostrado lo valiosas y talentosas que eran, al permitirles que lo siguieran a los distintos lugares donde Él viajaba a predicar.
Ellas practicaron la generosidad, y no cerraron sus manos y menos su corazón para dar lo mejor de sí mismas; y pasaron a la historia, como mujeres de valor, recibiendo “medida buena, abundante... medida incontable de amor… de fidelidad, de provisión…” por parte de Dios. Cristo es nuestro modelo para imitar, es la máxima expresión de generosidad, entrega, renuncia, amor, etc. Es por ello, que al ser impactados por su amor, una de las respuestas inmediatas es volvernos dadivosos, generosos y colaboradores. Pidamos a Dios que nos permita dar con alegría con regocijo, que nos permita dar lo excelente, lo mejor.
HABLEMOS CON DIOS
Señor, gracias porque Tú también has sanado y librado mi ser. Ahora estoy en tus manos y me dispongo también para darte lo mejor de mi vida. Dame un corazón generoso con mi prójimo, porque mientras dependa de tu provisión, nada me faltará.
Lolita Cruz de Chamorro.
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