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lunes, 7 de mayo de 2012

La mejor recompensa
“Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.” (Lucas 14:13-14) PASAJE COMPLEMENTARIO: Mateo 6:1-18 Dar es una forma práctica de liberar nuestra fe y desarrollarla para ver grandes milagros en nuestra vida. Dios es en esencia un Padre dador, superabundante y generoso. Así lo ha manifestado siempre desde la creación. Con todo lo que hace, con cada una de sus obras, nos ha enseñado a dar y a hacerlo generosamente y sin medida. Pero la más grande prueba de su generosidad fue sin duda, la entrega de su Hijo Jesucristo, en ofrenda para la salvación de la humanidad. Veamos ahora el ejemplo que nos da Jesús: Lo dio todo y sin condiciones. Él se dio a sí mismo; dio su amor, su paz, su poder, su misericordia, su justicia, si tiempo, su descanso, su vida y su sangre. Se dio todo y nos dio ejemplo para que hiciéramos también lo mismo. Pero sólo existe una manera para dar así: El amor. Jesús estaba lleno de amor a su Padre y, por tanto, estaba lleno de amor a la humanidad. Podía darlo todo, porque amaba totalmente, aunque esto implicara recibir un castigo inmerecido y sufrir la ingratitud del mundo. Podía hacerlo lleno de gozo, sin tristezas ni reclamos, porque amaba a su Padre y se sentía amado por Él. Sabía que su recompensa no se la darían los hombres sino Dios, y esta es absolutamente inmejorable. Como hijos de Dios y discípulos de Jesucristo, estamos llamados a dar por amor, generosa y desinteresadamente; nuestra recompensa vendrá de Él. Saber esto nos produce una paz y una libertad maravillosas, pues ya no tenemos que esperar en las personas, de las cuales algunas veces lo que se recibe es la ingratitud, sino de nuestro generoso Dios, quien siempre actuará para cumplir sus propósitos sobrenaturales en cada uno de nosotros. Hoy le invito a que usted realice un convenio de bendición con Dios. Siembre una semilla de fe, dando lo mejor de usted a alguien que no tenga como pagarle, y ¡prepárese para ver extraordinarios milagros en su vida! HABLEMOS CON DIOS “Señor Jesús, muchas gracias por tu generosa entrega y desinteresado amor. Perdóname porque muchas veces he sido una persona calculadora y egoísta. ¡Cuántas veces he dado algo esperando recibir un beneficio, o para que otros me vean! Enséñame a amar como lo haces Tú, para dar lo mejor de mí mismo, especialmente a quienes más lo necesitan, y tener así las preciosas recompensas de mi Padre Celestial. Amén”. Lolita Cruz de Chamorro.

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