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lunes, 14 de mayo de 2012
Limpiados para dar frutos
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:1-2)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Lucas 13:6-9
Un padre podaba un árbol ante la mirada atónita de su hijo. El pequeño no entendía por qué su amoroso padre, quien le insistía acerca del especial cuidado que se debe tener por la naturaleza, tomaba el machete y cortaba con violencia las ramas de la hermosa Ceiba que el abuelo había sembrado años atrás en el jardín. Sin embargo, al pasar el tiempo, el árbol se veía más hermoso que nunca, sus brotes eran verdes, sanos y parecía mucho más fuerte que antes.
Es increíble que situaciones que muchas veces rechazamos y no quisiéramos vivir, sean precisamente las experiencias más formativas para nuestra vida. Cuántas veces, por ejemplo, muchos han menospreciado y se han quejado de su trabajo u oficio durante mucho tiempo, hasta que al fin son librados de ese “tormento” a través de una carta de despido; entonces, se lamentan profundamente, y sólo en ese momento reconocen el valor y la importancia del trabajo, aprenden a no quejarse, a hacer las cosas con amor y a ser agradecidos.
Definitivamente el amor de Dios manifestado en corrección y disciplina es tan necesario como el amor de la ternura o el amor de la instrucción. ¿Qué sería de una planta si el labrador no limpiase sus ramas, no quitase las hojas secas, no retirase la maleza de su alrededor o no sujetase sus ramitas para que crezcan derechas? No podría desarrollarse y crecer. Es por eso que el Señor nos compara con plantas de vid, vivaces y trepadoras, con vástagos muy largos, flexibles y bastante fructíferos. Pero estos vástagos continuamente deben ser podados y limpiados, con el fin de promover el crecimiento y así producir mucho fruto. Reconozcamos que algunas áreas de nuestra vida necesitan ser limpiadas, sanadas o restauradas. Permitámosle al Señor hacer esa poda en nuestra vida para ver el fruto que Dios quiere producir en nosotros.
¿Cómo reacciona usted cuando pasa por aquellas disciplinas que Dios le aplica, con el fin de fortalecer su carácter y aumentar su fe?
HABLEMOS CON DIOS
“Señor, entiendo que he sido diseñado para dar fruto, para experimentar bendición en todas las áreas de mi vida, pero también para ser factor de bendición a quienes me rodean, donde quiera que esté. Sé que esto sólo es posible cuando estoy firmemente adherido a ti, y aun en estas circunstancias, muchas veces necesito ser limpiado para dar más fruto. Cumple tu perfecta voluntad en mi vida y no permitas que me aparte de ti.”.
Lolita Cruz de Chamorro.
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