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viernes, 11 de mayo de 2012

A ti Mujer de Dios

Modelo de mujer
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas” (Proverbios 31:10) PASAJE COMPLEMENTARIO: Proverbios 31:1-31 La palabra de Dios nos advierte de lo inútil que resulta para una mujer dedicar toda su atención y su esfuerzo, dándole la máxima prioridad de su vida, a algo pasajero y meramente externo como es la belleza física. También es algo que las madres israelitas enseñan hasta hoy a sus hijos, siguiendo el ejemplo de la madre del rey Lemuel, quien conociendo que escoger una esposa, es una de las decisiones más definitivas para la felicidad de un hombre, enseñaba a su hijo, a través de estos proverbios, a ver lo verdaderamente valioso e imperecedero en una mujer. La belleza física disminuye y se deteriora con el tiempo. La belleza interior, la del espíritu, se acrecienta con los años. Es por eso que la Biblia no exalta a la mujer bonita, atractiva, culta, bien vestida, sensual, inteligente o rica, sino a la que tiene riqueza espiritual. Aunque un rostro agraciado, unas facciones delicadas y armónicas, un cuerpo bien formado, sean atributos que los seres humanos aprecian muchísimo, Dios siempre nos enseña a no quedarnos en lo que nuestros ojos ven, a no ocuparnos meramente de las cosas de este mundo transitorio, pues esto es causa de tristeza y aflicción. Nos insta a ocuparnos de las cosas del espíritu, aquellas que le pertenecen al Dios eterno, porque esto es vida y paz. Ahora bien, la mujer que teme a Dios es aquella que busca estar en comunión con Él, bebiendo del agua viva de su Palabra, y viviendo para agradarlo con sus pensamientos, palabras, y actitudes. Es una mujer que depende total y absolutamente de su Creador, por lo cual, avanza feliz, siendo poseedora de una mente sana, unos sentimientos controlados y una voluntad firme a sus propósitos; además, cuida y ejercita su cuerpo para mantenerse sana y vigorosa. En cuanto a su relación con los demás, es segura y libre, amorosa y fiel, no guarda rencor, siempre alienta con sus palabras. Es una buena esposa, madre y amiga. Cuida con esmero de su hogar y de ella misma, cultivando una belleza integral. Sus hijos, esposo y amigos la alaban, pues de ella emana el amor, la prudencia y la sensatez. Ser esta clase de mujer, no es inalcanzable como algunas lo creen, lo importante está en no mirar nuestras limitaciones, sino mirar al que nos dice que siempre nos ayudará, a nuestro Padre Dios. Ese es el secreto de muchas mujeres que hoy son felices portando su mayor tesoro: la virtud. HABLEMOS CON DIOS “Señor, no quiero pasar mi vida esforzándome por impresionar o captar la atención de los que me rodean por medio de mis atributos físicos o intelectuales, sino por la sabiduría que nace en mi comunión contigo. Enséñame a dejar huellas de bendición en aquellos a quienes amo y por quienes quiero convertirme en una mujer diferente, libre de todas aquellas cosas que no me dejan disfrutar de tus promesas de bendición. Necesito depender de ti como la fuente de mi vida, de tal manera que me sea imposible caminar si Tú no vas delante de mí. Amén”. Lolita Cruz de Chamorro.

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