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miércoles, 2 de mayo de 2012

UNA CORONA DE VIDA

Una corona de vida
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Santiago 1:12) PASAJE COMPLEMENTARIO: Romanos 4:1-18 “Corona de vida”, es una excelsa recompensa que ni siquiera alcanzamos a imaginar. Lo que sí sabemos es que todas las promesas que Dios da en su Palabra tienen el sello de: “Sí y Amén”. Primero pasará el cielo y la tierra, antes que sus palabras, hasta que todo se haya cumplido. Esta promesa está dada para todos aquellos mártires que por amor a Jesús mostraron valentía y arrojo, a tal punto que estuvieron dispuestos a morir antes que negar su fe o vituperar el nombre de Cristo. Sin embargo, esta corona también será dada a todos aquellos que salen victoriosos de las diversas pruebas que los hijos de Dios tendremos que pasar. Estas pruebas son absolutamente necesarias y útiles para enraizarnos en nuestra fe, para vivir en la dimensión de los milagros y desarrollar el carácter de Cristo. Además, la Biblia nos da la seguridad que Dios no va a permitir que seamos probados más allá de lo que podamos resistir (1 Corintios 10:13). Ahora bien, si cultivamos una permanente comunión con Dios y su Palabra, estaremos plenamente capacitados para enfrentar las diversas pruebas con gozo, confiados en la victoria, sabiendo que aunque en el mundo hay aflicción, Cristo ha vencido el mundo. Lamentablemente son muchos los cristianos que pierden el examen y se debilitan y desaniman. Ante cualquier problema, aflicción o amenaza, comienzan a razonar: “¿Si soy tu hijo, por qué me pasa esto?” Vale la pena aclarar en este punto, que las pruebas a las que se refiere este pasaje, son las que vienen a causa de nuestro amor a Dios, por asumir una posición radical respecto a sus verdades y principios, y por causa de la Gran Comisión, por llevar su mensaje hasta lo último de la tierra. De ninguna manera se refiere a las pruebas que vienen a la vida del cristiano a causa de su desobediencia, por su pecado, pues estas solamente se superan a través de un sincero arrepentimiento y un cambio genuino en nuestras actitudes y conductas. Nunca debemos pensar que las pruebas sean castigo, sino más bien experiencias formativas de gran provecho para crecer y madurar. HABLEMOS CON DIOS “Señor, gracias por tus hermosas enseñanzas. Quiero vivir arraigado en ti tan fuertemente que nada ni nadie me pueda separar. Ayúdame a ser un hijo valiente y definido, que sepa soportar las pruebas de fe y salir victorioso siempre, para recibir la corona de vida”. Lolita Cruz de Chamorro.

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