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lunes, 28 de mayo de 2012

Mi Alabanza


Mi alabanza de gratitud
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila.” (Salmo 103:1-5)

PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 103:1-22

Por lo general existen diferentes formas que la gente usa para recordar las cosas, sobre todo aquellas muy significativas para su vida. Una de ellas es el “diario”. Cuando yo comencé mi vida cristiana, comencé a escribir un diario que me recordara las cosas, favores o prodigios que Dios hacía en mi nueva vida como hija de Dios. Allí escribía todo lo que me sucedía en mi nuevo caminar con el Señor; las cosas grandes y pequeñas. Esto era asombroso para mí porque fui descubriendo lo maravilloso que es recordar lo que Dios hace por sus hijos. Hoy no llevo un diario como antes porque tengo el mejor diario de la vida que es Su Palabra.

El salmo 103 es una exhortación a recordar con gratitud lo que Dios ha hecho a nuestro favor. Y la verdad es que hay muchísimos motivos por los cuales debemos agradecer a Dios, por todos sus actos gloriosos que sin merecerlos recaen sobre nuestra vida. El rey David nos muestra en sus salmos que la forma más grandiosa de hacerlo es por medio de la alabanza; este acto es señal de gratitud. Así como David tenía suficientes motivos de gratitud con Dios, nosotros igualmente los tenemos. Cada día tiene que haber en nuestro corazón el agradecimiento que exprese el alma por todos los actos gloriosos de nuestro Padre Dios.

Algo muy importante que no podemos olvidar, es alabar a Dios cuando las cosas no están del todo bien, hacerlo en medio del problema o la dificultad, trae fortaleza y paz a nuestra vida, pues Dios nos recuerda que nada hay imposible para Él. Por difícil que sea nuestra vida, siempre tendremos cosas lindas que contar.

Nosotros somos frágiles, pero el cuidado de Dios es eterno. ¡Sus bondades nunca faltan!

HABLEMOS CON DIOS

Señor, humildemente te pido me perdones, pues muchas veces no veo todo lo que me das; si tan solo reparara cada día en tus obras únicas y portentosas, mi corazón se llenaría de gratitud por tu amor y por tu fidelidad. Pido al Espíritu Santo me conceda recordar cada día todos tus beneficios y bondades, Amén”.
Lolita Cruz de Chamorro.

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